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El reparto de la escasez

El casi medio centenar de horas dedicado la semana pasada por el Pleno del Congreso al debate presupuestario mostró infructuosos los esfuerzos de la izquierda por aumentar el déficit e incrementar las inversiones públicas. El argumento definitivo del partido gubernamental es la gravedad de la situación económica y la escasez de recursos. Las ineficaces propuestas socialistas y comunistas para que el Estado obtenga esos recursos de donde los hay, es decir, de quienes más tienen, a través de la imposición directa, les ha llevado en ocasiones a concentrar sus ímpetus sobre cuestiones microeconómicas, pero de buena rentabilidad política: pensiones de ex ministros, incompatibilidad de cargos públicos registro de intereses.... La actitud es comprensible. Si hemos de repartir la escasez, como decía un diputado, «impidamos que se reparta sólo entre unos pocos».Y llegados a ese punto del debate, los centristas han calificado estas cuestiones de minucias, demagogias o chocolates del loro. Miguel Herrero explicó, en la madrugada de ayer, el voto contrario de su grupo al establecimiento de las incompatibilidades en los Presupuestos -intento de la izquierda y, aunque con menor alcance, también del Gobierno- como un rechazo a «la mera conquista gratuitá de imágenes con gestos porque, señores, no queremos simplemente una política gestual, por no decir espasmódica, sino una política seria». Herrero ha dado así el primer paso hacia la derechización de UCD, otorgando el respaldo y la confianza al Gobierno, en solidaridad con él, tras modificar la política gestual del Gabinete Suárez y convertirla en «mucho más seria y mucho más permanente que las enmiendas del Grupo Socialista» ... y que la posición inicial del propio Gobierno, como apostilló desde su escaño Gregorio Peces-Barba.

El debate presupuestario está consagrando, en medio de una catarata de palabras -algunas, de la jerga técnica, como defiactación-, un giro a la derecha del Grupo Parlamentario Centrista, que puede arrastrar a la UCD y a su Gobierno o abrir su definitiva crisis de identidad.

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