Nuevo Gobierno en Portugal

CON LA presentación del nuevo Gobierno portugués al presidente Ramalho Eanes, Francisco Pinto Balsemao ha cerrado la crisis abierta en el Ejecutivo del país vecino tras la muerte, en accidente aéreo, del anterior líder socialdemócrata, Francisco Sa Carneiro. Aunque las ambiciones y posicionamientos particulares tanto de sectores cristiano demócratas (CDS), cuyo jefe, Freitas do Amaral, no está en el Gabinete como de sectores del propio partido de Balsemao han dificultado la inicial tarea del nuevo primer ministro, el Gobierno entrante responde en su composición fielmente a la formación política que ganó las últimas elecciones generales (socialdemócratas, cristiano demócratas y monárquicos), lo que hace suponer que no son previsibles grandes giros en la política lusa. Solamente las mejores relaciones personales del actual primer ministro con el presidente Eanes, el talante liberal y progresista de Balsemao y su buen diálogo con sectores del partido socialista pueden sugerir una mayor capacidad de acuerdo entre todos los protagonistas principales de la política portuguesa a la hora de emprender la reforma constitucional y reanudar las tareas de gobierno.Atención especial merece en el Gabinete Balsemao la designación del socialdemócrata Alvaro Barreto para el Ministerio de Integración Europea y del independiente González Pereira para los Asuntos Exteriores. Barreto es un europeísta a ultranza y reúne una sólida formación política con una reconocida capacidad de trabajo. En cuanto a González Pereira, profesor de universidad y abogado de prestigio en Lisboa, llega en esta ocasión al desempeño de su primer cargo político. Liberal en sus convicciones, González Pereira puede darle un impulso renovador a la política exterior portuguesa, que se caracterizó durante el ministerio de Freitas do Amaral por su excesiva dependencia de Estados Unidos y su unilateral concepción de los contenciosos internacionales. La amistad íntima del nuevo ministro con el propio Balsemao y las buenas conexiones de éste con el mundo internacional hacen suponer además que el primer ministro jugará un papel activo y relevante en la política exterior, papel hurtado ahora al CDS. Cara a las relaciones bilaterales España-Portugal, el Gobierno Balsemao es uno de los mejores pensables en este momento. Tanto el jefe del Ejecutivo como el ministro de Asuntos Exteriores cuentan con numerosos y buenos amigos en la España de la democracia, no sólo entre miembros de UCD y el Gobierno, sino también en la oposición de izquierdas y en sectores profesionales e intelectuales independientes. Si Balsemao consigue un acuerdo suficiente con los otros poderes internos, restablece el contencioso en la Presidencia y da un respiro, como es de prever, a la oposición socialista, puede configurar una etapa de estabilidad política en Portugal, necesaria para la reconstrucción a todos los niveles de su país. Ahora el principal y mayor peligro parece acecharle desde la derecha de su propio partido en una repetición de la historia de los «barones» de UCD que vivimos en España y desde las ambiciones de los líderes del CDS, dispuestos a no ayudar demasiado a un Gobierno cuyo eventual fracaso piensan que podría abrirle el camino a Freitas do Amaral.