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Un sargento del Ejército de Tierra, muerto al intentar evitar un atraco

Un militar vestido de paisano fue mortalmente herido de un disparo en el pecho por uno de los dos atracadores que asaltaban, a media manana de ayer, la sucursal del Banco del Norte en Leganés. Uno de los delincuentes sufrió heridas de bala cuya consideración se desconoce. El atraco no reportó botín alguno. Los presuntos asaltantes fueron detenidos durante la tarde. Se trata de Antonio Alvarez Gallego y Antonio Retuerto, ambos de veintitrés años, fugados de la cárcel de Alcalá de Henares desde junio del año pasado y con antecedentes penales.

Pasadas Ias once de la mañana, la sucursal del Banco del Norte en la calle del General Muslera, 4, de Leganés, estaba ocupada únicamente por seis personas: un interventor, un cajero, un encargado de cuentas corrientes, un cobrador y dos usuarios de la oficina, que tramitaban el cobro de talones. El interventor ya había remitido al primero de los visitantes a la caja, y hacía las preceptivas comprobaciones deI talón del segundo: se trataba de Manuel Martín Elízo, nacido en Cáceres, casado, sargento del Ejército de Tierra, con destino en el Regimiento de Transmisiones. Había cumplido años una semana antes,Poco después de las 11.15, cuando el interventor se disponía a dar el visto bueno al talón del sargento, entraron violentamente en el patio de operaciones dos muchachos armados con pistola y revólver. Aparentaban «unos diecinueve años » y parecían tener mucha prisa.

«Esto es un atraco; a tierra», dijo uno de ellos. El otro saltó el mostrador, mientras el cajero levantaba las manos y cumplía la exigencia de los atracadores. En ese instante, el sargento de paisano extrajo su pistola reglamentaria y disparó contra los atracadores, cuyo aspecto nadie acierta a definir, salvo en el cálculo de edades, «porque todo ocurrió muy rápidamente; los ocupantes hubieron de echarse al suelo y volver la cara hacia abajo».

Los empleados creyeron oír cuatro detonaciones de parecida intensidad. La rápida acción del sargento hizo variar inmediatamente los planes de los atractodores: el que había saltado el mostrador para recaudar el dinero volvió sobre sus pasos y corrió hacia la puerta. En el último momento replicaron a las descargas; al parecer, uno de ellos había sido alcanzado por algún proyectil. De pronto, el sargento cayó al sitelo con un disparo en el pecho: la bala le había atravesado el corazón.

Los dos atracadores corrieron hacia un automóvil Seat 124 de color blanco, donde serían esperados por una tercera persona.

Unos minutos después, el automóvil de los fugitivos era a bandonado frente al ambulatorio de la Seguridad Social de Zarzaquemada. Inicialmente se pensó que el atracador ileso y su probable acompañante habían tratado de ingresar a su cómplice herido en el centro médico; pero, en sus primeras investigaciones, los policías que se encargaron del caso hubieron de descartar la hipótesis.

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