Los productores alemanes rechazan la sección oficial del Festival de Berlín
ENVIADO ESPECIAL Las dificultades que el Festival de Cine de Berlín ha encontrado para que, finalmente, participe en la competición alguna película alemana no han podido ser superadas más que con la contratación de un filme realmente malo, que expulsó de la sala a la mayor parte de los visitantes del festival. Se trata de Erwin, el negro, escrito, producido, dirigido e interpretado por Herbert Achternsburg, imitador de Louis de Funes (que ya es querer imitar), aunque pretendido continuador de los grandes cómicos de la historia del cine.
En la carrera anterior de Achternsburg destaca su guión de Corazón de cristal, la película de Herzog, pero, a juzgar por la película presentada en el festival, ninguna conexión es posible establecer entre ambos cineastas.
Con un soso sentido del humor, Achternsburg construye una película a su propia gloria, disimulada con alguna burda crítica a la explotación de hombres por hombres. Sus chistes, faltos de ingenio, hacían reír a los espectadores alemanes, aunque sólo a una parte de ellos. El resto, como digo, abandonaba la sala preguntándose si no hubiera sido preferible explicar claramente que los productores alemanes no querían participar en este festival en la sección oficial mucho antes que cubrir el expediente con cualquier película.
Choque de intereses
El intento de la producción alemana de trasladar este festival a Hamburgo no coincide con el interés que las fuerzas oficiales tienen de mantenerlo en Berlín. De cualquier manera, es más que posible que el boicoteo de este año se traduzca en alguna transformación de la estructura para las próximas convocatorias.Por su parte, la película japonesa Zigeunerweisen, a medio camino entre el cine de humor y el fantástico, es un filme hermético para. el público occidental no informado seriamente de matices relativos a la filosofía religiosa de los japoneses.
De cualquier manera, la película se sigue con bastante atención, dada la capacidad de captación de sus imágenes, irreales, mágicas, aunque también repetitivas. Es muy probable que la película deba ser vista fuera del contexto del festival, donde al espectador se le agolpan las imágenes sin suficiente tiempo para digerirlas.
La expectación del festival se encuentra, sin embargo, claramente orientada hacia la película de Carlos Saura, primera de las que se proyectarán tras la redacción de esta crónica.
Babelia
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