Las asociaciones internacionales de Prensa, divididas sobre la forma de protección al periodista
La conferencia internacional sobre protección a los periodistas, inaugurada el pasado lunes en la sede de la Unesco en París, fue clausurada el pasado miércoles y supuso un rotundo fracaso. Las quince organizaciones internacionales y regionales de Prensa que asistieron a la conferencia no consiguieron ponerse de acuerdo sobre un texto común sobre protección de periodistas en misiones peligrosas, tanto en el extranjero como en su spropios países.
Los representantes de dos organizaciones americanas de Prensa, Asociación de Prensa Iberoamericana y World Press Freedom Comittee (Comité Mundial para la Libertad de Prensa), así como la Federación Internacional de Editores de Periódicos y el Instituto Internacional de Prensa, se opusieron radicalmente a la idea de confiar a cualquier organismo internacional, incluida la Unesco, la tarea de ayudar a los periodistas.La oposición radical de las cuatro organizaciones ya mencionadas surgió, más que por la decisión de los once de encomendar a la Unesco la protección de los periodistas, por la idea solapada de crear una comisión interlocutora de los Gobiernos con potestad para otorgar carnés de Prensa. Según el grupo de los cuatro, entre la protección y el control gubernamental existe una muy corta distancia.
En una declaración hecha pública al margen de la conferencia, estas cuatro organizaciones afirman que «la creación de un organismo internacional que pudiera decidir sobre quién es periodista supondría una intromisión en la libertad de Prensa y debe ser rechazada». El segundo texto, firmado por las once organizaciones restantes, entre las que se encuentran la Federación Internacional de Periodistas de Bruselas y la Federación de Praga, proponen que el problema de protección de los periodistas debe ser confiado a un organismo internacional, y concretamente, a la Unesco. Este texto solicita de la Unesco que invite a las organizaciones de Prensa a una mesa redonda en la que se examinen todos los aspectos sobre la protección de los periodistas en el ejercicio de su trabajo. La mencionada mesa redonda podría desembocar en un órgano de consulta periódica bajo el auspicio de la Unesco.
La declaración de los once expresa, por otra parte, «la emoción y la reprobación de la conferencia por las persecuciones violentas de que son objeto los hombres de la información en numerosos países y especialmente en América del Sur. Los periodistas perseguidos de esta forma, detenidos sin garantías judiciales, asesinados por grupos terroristas privados y oficiales, secuestrados, torturados, intimidados por la violencia, reducidos al silencio en sus propios países, tienen derecho a una protección moral y real de la comunidad internacional, así como a la solidaridad profesional en cualquier frontera».
Sin acuerdo total
Durante las discusiones generadas en la conferencia, los representantes de las organizaciones americanas de Prensa, que habían acabado por aceptar que la Unesco se hiciera cargo de un estudio sobre el problema de la protección, dieron marcha atrás en su decisión cuando el grupo de los once pidió la introducción en el documento final de la expresión de «solidaridad con los periodistas víctimas de la violencia » y se inclinaron por expresar su inquietud común mejor que su solidaridad. De esta forma se rompió definitivamente la posibilidad de un acuerdo para una declaración conjunta, ya que el grupo de los cuatro dijo que no habría acuerdo si no era total. Ante la mediación de Simopekko Nortamo, del Instituto Internacional de Prensa, organismo al que pertenecen las asociaciones españolas, en el sentido de continuar los debates en busca de acuerdo, Dana Bullen, del WPFC neoyorquino y miembro también del grupo de los cuatro, aseguró que era preferible un desacuerdo a un mal acuerdo. El acta final de la reunión rezoge, pues, dos declaraciones. En la del grupo de los cuatro ni siquiera se menciona a la Unesco.La resolución del grupo de los cuatro de la edición periodística dice: « Pedimos a la Unesco que, en tanto que agencia intergubernamental, use de su influencia para que los Gobiernos tomen conciencia de que el derecho de los periodistas a recoger y transmitir informaciones sin obstáculos se convierta en uno de los derechos fundamentales del hombre». Pero a partir de aquí, el cómo llegar a la creación de la comisión internacional y de la conferencia periódica internacional que proteja esos derechos ha quedado pendiente. Esta reunión sólo era consultiva, y los trabajos giraron en torno al proyecto elaborado por el profesor francés Pierre Gaborit.
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