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El Kremlin exige firmeza a los dirigentes polacos

Los dirigentes soviéticos mantienen su confianza en las autoridades polacas, pero con ciertos matices, según se desprende de la reciente cumbre en Moscú entre Stanislaw Kania, primer secretario del partido comunista polaco (POUP), y Leónidas Breznev.El Kremlin solicitó a los dirigentes de Varsovia más firmeza en la normalización del país, y en el comunicado final se introdujo una frase que no pasó inadvertida: «La indisolubilidad de la comunidad socialista no es asunto exclusivo de cada país, sino de toda la coalición socialista». Observadores occidentales en Varsovia ven aquí reflejado el propósito de Moscú de mantener viva la presión sobre Polonia, para que la situación en este país no se descontrole.

En la cumbre soviético-polaca de Moscú del pasado martes no faltaron reproches de los líderes de la URSS, para quien la situación en el país vecino dista mucho de estar normalizada.

La opinión generalizada en Moscú es que Breznev y la plana mayor del Politburó soviético, incluido Yuri Andropov, presidente del KGB (espionaje y policía política), mostraron a los polacos que su deber es evitar que el virus se contagie al resto de los países del Este; si se perpetúa la crisis polaca, el resto de los aliados intervendrían.

De todas formas, la URSS, tanto en la cumbre como en el pasado 26º Congreso de su Partido Comunista (PCUS), evitó cualquier amenaza directa, recalcando la frase que se repite desde el pasado mes de octubre, de que «Polonia será capaz de solucionar por si sola la crisis».

Por otra parte, ayer se hizo público en Varsovia el proyecto de la nueva ley Sindical, que ha llamado la atención por los recortes que introduce al derecho de huelga.

El proyecto sindical, que será sometido a discusión pública durante un mes, prevé que todos los servicios de utilidad pública no disfruten del derecho de huelga: bomberos, sanidad, colegios, administración, bancos, tribunales y prisiones, así como todas aquellas personas directa o indirectamente relacionadas con la defensa nacional.

Las huelgas deben ser el último recurso, según el proyecto, y su convocatoria deberá ser anunciada con siete días de antelación, no pudiendo las empresas reemplazar al personal en paro, que percibirá durante los días que ésta dure el 50% de su salario.

Entre tanto, la moratoria de paz social durante tres meses, solicitada por el primer ministro polaco, el general Wojciech Jaruzelski, podría romperse, apenas transcurrido un mes, en el importante centro textil polaco de Lodz, donde desde ayer los sindicatos independientes Solidaridad están dispuestos a declararse en huelga en protesta por el reciente despido de tres de sus militantes de un hospital reservado a funcionarios.

Por su parte, Jacek Kuron, presidente del principal grupo de oposición polaco, el Comité de Autodefensa Obrero (KOR), está desde ayer en libertad vigilada.

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