Juanita Z,
colombiana, de veintisiete años, sorprendió a los aduaneros de Amsterdam (Holanda) por su silueta especialmente abultada. La curiosidad era profesional, sobre todo. La joven presentaba unas curvas particularmente atractivas y muy voluminosas allí donde la espalda cambia de nombre. El secreto de la exuberancia de Juanita estaba en sus prendas íntimas, donde los agentes femeninos descubrieron un kilo de cocaína, valorado en unos catorce millones de pesetas. La joven explicó que un desconocido le había pedido que transportara la mercancía desde Bogotá hasta Europa.
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