Un hombre clavó un paraguas en la cabeza a un presunto atracador de una farmacia en el parque de Berlín
Un hombre de 42 años clavó un paraguas en la cabeza a un joven de veinte en el parque de Berlín sin que en apariencia mediase razón alguna. La punta del paraguas, muy, fina, perforó el cráneo del agredido y le ocasionó lesiones gravísimas. Algunas horas después del hecho, que fue presenciado por varios inspectores de policía, se supo que el joven herido y una muchacha habían atracado, minutos antes de la agresión, una farmacia en la calle de Víctor de la Serna. El agresor tiene antecedentes por tráfico y consumo de drogas y en 1979 se fugó de un hospital psiquiátrico.
La reconstrucción final de los hechos varió sustancialmente la idea que inicialmente se tenía, en medios policiales, sobre el modo como sucedieron. Al mediodía del lunes se recibió un comunicado urgente en la ernisora policial. Dos jóvenes, un chico y una chica, acababan de intentar un atraco a la farmacia de la calle de Víctor de la Serna, 16. Un equipo de inspectores de la comisaría de Chamartín se hizo cargo del caso y se desplazó inmediatamente hasta el lugar en que había sido perpetrado el asalto.Una vez allí, la farmacéutica informó a los investigadores sobre las circunstancias del hecho. El establecimiento había sufrido un atraco, también perpetrado por una pareja varios meses atrás. En aquella ocasión los delincuentes se habían apoderado del dinero de la caja y de alguna cantidad no especificada de droga. El lunes a mediodía la farmacéutica creyó reconocer, en los dos jóvenes que se acercaban a la puerta, «a los atracadores de unos meses antes». Trató de impedirles la entrada, pero no llegó a conseguirlo. El muchacho empuñó una navaja. La farmacéutica comenzó a gritar. Al fin, la pareja decidió huir en dirección al cercano parque de Berlín.
Una vez escuchado el relato de la farmacéutica, los inspectores de policía se encaminaron hacia el parque. Allí descubrieron a un chico y una chica que respondían a la descripción que de los atracadores había hecho la farmacéutica.
Cuando los policías estaban a unos diez rnetros de la pareja, se aproximó un hombre que suele frecuentar el parque, Rafael José Antonio García Cuesta, de 42 años, natural de Cheburgo (Francia) y nacionalizado español.
Blandía un paraguas de características normales. Si acaso tenía la punta del bastón excesivamente Fina. De pronto, y sin que mediase razón visible alguna, el hombre lanzó una estocada con el paraguas hacia el joven, en un movimiento muy rápido. El extremo del bastón penetró en la cabeza del muchacho por la región superciliar, le perforó el cráneo y se alojó en el cerebro. El agredido se desplomó ante los policías, que aún no habían llegado hasta él en el instante de la agresión. En la ciudad sanitaria La Paz, donde fue ingresado, los facultativos dijeron que «estaba clínicamente muerto».
Gestiones posteriores confirmaron que el herido, Arnaldo Cipolla Sagarribay, de veinte años, había sido el presunto autor de los dos atracos a la farmacia, en compañía de Concepción Cuevas Barrera, de veintiún años. Ambos jóvenes tenían ficha de antecedentes en !os archivos policiales. Arnaldo Cipolla había sido detenido en tres ocasiones por tráfico de drogas, y Concepción Cuevas también había sufrido arresto por atraco.
El agresor fue detenido en dos ocasiones por tráfico y consumo de drogas, la última el pasado día 5 de mayo.
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