Importantes concesiones comunistas en política exterior han hecho posible la entrada del PCF en el Gobierno
Cuatro comunistas se sentarán hoy por primera vez, desde hace 34 años, en un Consejo de Ministros francés. Así lo decidió ayer el presidente socialista François Mitterrand, tras una ardua negociación entre el PCF y el Partido Socialista (PS), que representa una rendición al mitterrandismo de las tesis que ha defendido el PCF en política interior y exterior hasta la última campaña presidencial. El número dos del partido, Charles Fitterman, es la personalidad más importan te en el Gobierno, en tanto que ministro de Estado y de Transportes. Otros tres dirigentes comunistas figuran en el Gabinete de Pierre Mauroy. El franco bajó ayer ligeramente, y la Bolsa se manifestó a la expectativa, en espera de la información, ya entrada la noche, de la presencia de comunistas en el Gobierno. El acontecimiento, por ser el único país industrializado que integra a los comunistas en la dirección del país, despierta reacciones diversas en el extranjero y en la derecha francesa.
El programa mínimo de gobierno firmado por los socialistas y comunistas, que les ha permitido a estos últimos participar en el segundo Gobierno del septenio Mitterrand, abarca tres sectores específicos:1. El político: los comunistas aceptan la solidaridad gubernamental más estricta. Los socialistas han exigido que se extienda el ejemplo parlamentaria a las colectividades locales, donde ya funciona más o menos bien la unión entre los comunistas y los socialistas. Y también solidaridad en las empresas, lo que representa una cierta colaboración con el Gobierno de la central de tendencia comunista CGT (Confederación General de Trabajadores), la más influyente del país.
2. El sector económico y social: los comunistas se alinean totalmente al programa expuesto por Mitterrand durante su campaña electoral presidencial. En materia de nacionalizaciones, tema que había provocado la ruptura de la unión de la izquierda en 1976, a causa de la actitud maximalista del PCF serán abordados tal como lo ha planteado Mitterrand en su programa: se nacionalizarán la banca privada y once grupos industriales, pero sin fijar fecha. El acuerdo habla de establecer medidas para promover la justicia social, pero esa política de cambio se hará "por etapas y teniendo en cuenta la situación de crisis, la apertura de Francia al exterior y los necesarios equilibrios económicos y financieros".
3. El sector de la política extranjera: contrariando lo que ha sido su postura hasta las recientes elecciones presidenciales, los comunistas aceptan: primero, que el proceso de renovación democrática en Polonia continúe sin injerencia externa, es decir, que los comunistas condenan una eventual intervención soviética; segundo, que Afganistán debe poder escoger su régimen y su Gobierno, al mismo tiempo que el acuerdo expresa el deseo de que la URSS retire sus tropas y se pronuncie contra toda intervención extranjera; tercero, los comunistas toman nota de la existencia de los acuerdos de Camp David relativos al conflicto árabe-israelí; cuarto, en política europea, el acuerdo compromete a los socialistas y comunistas a apoyar activamente la participación de Francia en la Comunidad.
Conviene recordar que el PCF no sólo se oponía absolutamente a la entrada de España en la CEE, sino que ha combatido siempre la existencia del Mercado Común. En este apartado de la política exterior, los comunistas y socialistas se comprometen a respetar las alianzas y a laborar por una renegociación internacional destinada a reducir las armas en Europa, incluidos los misiles soviéticos SS-20 y los Pershing, que quieren implantar los occidentales.
Este acuerdo de gobierno ha sido posible al final de 48 horas de negociaciones febriles y minuciosas. Durante toda la jornada del lunes, y hasta las tres de la madrugada del martes, las delegaciones comunista y socialista negociaron las mil palabras históricas de las que se compone el documento que, en medio de gran expectación en todo Occidente, integra a los comunistas en el Gobierno de Francia.
El PCF, en sus 61 años de historia, vuelve por segunda vez a la vida pública del país. En 1936, en tiempos del Frente Popular, a punto estuvo de entrar por primera vez en el palacio del Elíseo, pero terminó apoyando la política de Leon Blum desde la Asamblea Nacional. Fue al cabo de la liberación, en 1944, cuando el general De Gaulle incluyó a los comunistas en su Gabinete. Durante tres años, en cinco Gobiernos diferentes, colaboraron sustancialmente en la política de nacionalizaciones y en la social. En 1947, por insolidaridad gubernamental, y por sus tesis prosoviéticas en materia diplomática, fueron eliminados.
A partir de la formación del segundo Gobierno Mauroy, los acontecimientos van a precipitarse en Francia.
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