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CATALUÑA

80.000 personas participaron en la concentración de afirmacion nacionalista

Alrededor de 80.000 personas asistieron ayer en Barcelona al acto de afirmación catalanista celebrado en el Nou Camp, convocado por partidos políticos y entidades cívicas y culturales en defensa de la lengua, la cultura y la nación catalanas. En la tribuna presidencial se hallaban el presidente del Parlamento catalán, Heribert Barrera, la Mesa de esta institución, diputados autonómicos, miembros del Congreso y del Senado y alcaldes y concejales de numerosos ayuntamientos catalanes. Por el contrario, no había representación del Consejo Ejecutivo de la Generalidad ni de la presidencia de la institución, aunque sí altos cargos de la Administración autonómica. También asistieron al acto representantes consulares de siete países, entre ellos, Cuba y Japón.

Este extremo originó una cierta alarma policial, debido a que en las gradas aparecieron numerosas octavillas de Terra Lliure grupo terrorista de carácter ecologista e independentista. Los funcionarios policiales intentaron localizar a los representante consulares con el fin de montar un dispositivo de seguridad en tomo suyo. Sin embargo, ello no fue posible debido a que estos re presentantes consulares prefirieron sentarse entre el público y no en el espacio destinado a invitaciones.Media hora antes de iniciarse el acto, numerosos autocares y caravanas de coches, llegados desde diversas poblaciones catalanas, se encontraban ya en las inmediaciones del estadio del Fútbol Club Barcelona. Los participantes enarbolaban banderas catalanas y numerosas pancarta que hacían alusión al lema de la convocatoria -«Som una nació» (Somos una nación)-, el cual fue repetidamente coreado a lo largo de las casi cinco horas que duró el acto.

El único parlamento fue el del concejal socialista del Ayuntamiento de Barcelona Solé Sabarís, quien habló como presidente del Ciemen, una de las 923 entidades cívicas convocantes del acto. Solé Sabarís recordó los inicios de la campaña «Som una nació» y señaló la importancia que la misma ha tenido en la recuperación de las movilizaciones populares.

«No queremos enfrentarnos con ninguno de ellos», dijo Solé Sabarís refiriéndose a los otros pueblos de España; «pero, al mismo tiempo, estamos dispuestos a defendernos de la incomprensión que quiere impedirnos avanzar por el camino que nos ha fijado la historia». Se refirió a la lengua catalana y a los ataques que ha sufrido últimamente. «La vitalidad de nuestra lengua», dijo, «ha demostrado ser más fuerte que cualquier amenaza. Nuestra cultura es la expresión de nosotros mismos».

El discurso de Solé Sabarís fue interrumpido por las consignas del público, principalmente con los gritos de Som una nació y otros de Independencia, aunque estos últimos coreados con menor intensidad. El ambiente general era festivo y predominaba un público joven y de tipo familiar.

Tras el parlamento de Solé Sabarís empezó el turno de actuaciones de cantantes. Lo inició el grupo La Trinca, continuó Marina Rossell y el cantante andaluz Manuel Gerena, quien se había adherido previamente al acto y que viajó expresamente desde Sevilla para actuar en el mismo. Gerena fue recibido con una gran ovación.

Tres minutos de silencio

A continuación estaba prevista la lectura de la declaración unitaria, elaborada por los partidos y las entidades con motivo del acto. La lectura de la misma no se llevó a cabo, tal como habían acordado los organizadores del acto en las negociaciones que el día anterior habían mantenido con el delegado del Gobierno en Cataluña, Juan Rovira Tarazona.El anuncio de que la declaración no sería leída fue acogido con un inmenso griterío por parte del público. En su lugar, desde el escenario se propuso que se hicieran tres minutos de silencio.

Sobre esta cuestión hay que señalar un incidente que enfrentó a un representante de Esquerra Republicana de Catalunya con los socialistas, en la misma tribuna presidencial. El miembro de Esquerra Republicana de Catalunya proponía al resto de organizadores que se leyera la declaración, a pesar de que con anterioridad se había renunciado a dicha lectura.

En sus actuaciones, los cantantes hicieron alusiones críticas, cuando no ridiculizantes, hacia los firmantes del llamado Manifiesto de los 2.300, en el que se aludía a una supuesta discriminación de la lengua castellana en Cataluña y que fue el detonante que inició la campaña en defensa de la lengua, la cultura y la nación catalanas, de la que el acto de ayer era la manifestación central.

Cerró el acto el cantante Lluis Llach. Seguidamente, todo el público puesto el pie entonó Els segadors, himno nacional catalán.

Fuentes de los organizadores señalaron que la decisión de no leer la declaración fue debida a la amenaza de prohibición del acto que pendió sobre los partidos y entidades en el caso de que no se suavizara el contenido de la declaración. Rovira Tarazona indicó a los organizadores aquellos aspectos que debían retocarse de la declaración, entre otros, el hecho de que apareciera demasiadas veces la palabra nación referida a Cataluña. Los organizadores, ante la posibilidad de que la declaración quedara muy baja de contenido, optaron por renunciar a su lectura.

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