La zona noroeste de Madrid puede quedar congestionada en pocos años
La zona situada al noroeste de Madrid capital, comprendida entre las localidades de Las Rozas, Majadahonda, Boadilla del Monte y las carreteras de La Coruña y Extremadura, puede pasar en los próximos diez años de 90.000 a 270.000 habitantes, en caso,de que se desarrollen, tal como están previstos, planes como el de ampliación de la Casa de Campo o el del ensanche de Boadilla. El. crecimiento desaforado, que comienza a preocupar seriamente a ministerios, como el de Educación o el de Obras Públicas, y a corporaciones, como la Diputación, no sólo puede hacer desaparecer una de las zonas hasta ahora más descongestionadas de Madrid, sino que puede crear un problema de falta de infraestructura que iría desde la, escasez de colegios o centros hospitalarios hasta la congestión de la mayor parte de las carreteras existentes.
En los últimos años, los conductores que utilizaban la carretera de La Coruña fueron viendo cómo paulatinamente crecían a ambos lados de la autopista numerosas urbanizaciones, que, con más o menos gusto, comenzaban a indicar que la zona perdía su carácter elitista impuesto por urbanizaciones como La Florida Somosaguas. Los chalés de Pozuelo, la aparición de urbanizaciones que, sin estar destinadas a la clase más alta, permitían tener una zona verde y una casa construida de acuerdo con las posibilidades del comprador, fueron dejando paso a urbanizaciones de, chalés más o menos iguales, a colonias de viviendas adosadas y, por último, a un tipo de vivienda que puede convertirse en el exponente de la zona: los bloques de cuatro plantas con jardines privados, piscina, garaje común y viales particulares.Sin embargo, este crecimiento, salvo en el caso de Majadahonda, no era alarmante. Boadilla del Monté, con un plan general de ordenación colapsado por encontrarse a la espera de decisión judicial, y Pozuelo, con un plan de ampliación de la Casa de Campo recurrido por el Ayuntamiento, crecían a un ritmo normal, en especial gracias a urbanizaciones de las que actualmente en la zona puede haber unas cincuenta.
De esa forma, la zona seguía considerándose residencial, aunque a mediados de los años setenta muchos comenzaron a temer que, por un efecto de imitación con Majadahonda, los núcleos urbanos cercanos a esta población pudieran convertirse en macrociudades sin infraestructura.
El hecho de poner como ejemplo a Majadahonda se debe a que en 1970 la localidad contaba con 5.000 habitantes, cifra que en los últimos diez años ha pasado a ser de 25.000 vecinos censados; a estos hay que aumentar, según informó el alcalde, Francisco Vera, unos miles más, ya que hay muchas personas que viven en la población, pero están aún empadronadas en Madrid. Esta teoría está apoyada por el estudio de viviendas realizado en el mes de octubre del pasado año, que indicaba una capacidad potencial para albergar a unas 36.000 personas.
Las consecuencias de este crecimiento se hicieron sentir inmediatamente, ya que, a pesar del aumento de población, el pueblo no contó con unos equipamientos acordes. Los esfuerzos de la Corporación municipal actual se han centrado en dar esta infraestructura, de la que carecía la población, una población que casi está unida en la actualidad a Las Rozas y que choca ya con El Plantio.
Este año, por ejemplo, todos los niños mayores de cuatro años podrán ser, por fin, escolarizados, gracias a que se va a inaugurar un nuevo colegio, que se unirá a los, tres en funcionamiento; se han cedido, por otra parte, unos locales municipales para instalar de forma provisional un instituto de Enseñanza Media y se ha creado últimamente un centro de salud mental, y otro de planificación familiar.
A pesar de ello, sólo existe un consultorio de la Seguridad Social, que se encuentra en un edificio municipal, en el que se dan los servicios de medicina general, pediatría y urgencias, pero que no tiene capacidad ni para hacer análisis, por lo que los enfermos tienen que ser enviados a Madrid; no existe tampoco un parque de bomberos; las calles de Majadahonda registran un tráfico excesivo y hay problemas de transporte entre varias de las urbanizaciones construidas y el mismo núcleo urbano. Este transporte tiene especial importancia, ya que más de las dos terceras partes de la población de Majadahonda viven fuera del núcleo urbano, repartidas por las distintas urbanizaciones existentes.
Puntos negros
La situación empezó a variar el pasado año. En Boadilla del Monte, la Corporación municipal tuvo que enfrentarse a la sentencia del Tribunal Supremo, por la que se aprobaba el plan de ensanche, mediante el que se permitía la construcción de 28.700 viviendas, lo que de llevarse a la práctica, supondría pasar de tener una Población de poco menos de 6.000personas a otra de unos 110.000 habitantes. El plan por ser anterior a la ley del Suelo, no obligaba a hacer cesiones de terrenos al Ayuntamiento y no tenía en cuenta el actual tope máximo de viviendas por hectárea. La Comisión de Planeamiento y Coordinación del Area Metropolitana (Coplaco) intentó que se modificara el plan, y al final, según manifestó el alcalde de Boadilla, Rafael Ochoa, se logró reducir el número de vivienda s a 16.430, al tiempo que se triplicaba el terreno dedicado a equipamientos colectivos.
Las mejoras introducidas hacen que las autoridades municipales tengan esperanzas de crear una ciudad de 65.000 habitantes que cuente con la necesaria infraestructura de servicios, aunque esto se verá a medida que se desarrolle. En el acuerdo logrado y que, una vez formadas las juntas de compensación de todos los polígonos afectados, será desarrollado, se recoge la dedicación de más de un millón de metros cuadrados, a construcción de viviendas, que estarán rodeadas de 630.000 metros cuadrados de espacios libres. Por otra parte, se dejan 260.000 metros cuadrados para centros docentes; 190.000, para centros comerciales; 130.000, para terrenos deportivos, y otros tantos, para equipo social
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del tipo de iglesias o centros comunitarios, aparte de 20.000 metros cuadrados para equipamiento especial, en el que se engloban las depuradoras y las subestaciones eléctricas. La zona de 313 hectáreas que será dedicada a ensanchar el núcleo urbano se completa con 280.000 metros cuadrados, que se dedicarán a potenciar viales, a la reserva del suelo necesario para el futuro paso del quinto cinturón y a la red viaria interior.
«El plan parcial que se va a desarrollar significa la construcción de una ciudad en condiciones, ya que tendrá doce o catorce zonas escolares y otras tantas deportivas, foro, biblioteca, residencia de ancianos y otros equipamientos. Esta construcción, que se hará mientras se levantan las edificaciones, puede ser acometida sin tantas dificultades como parece. La Diputación ayuda, junto al Consejo Superior de Deportes, a construir zonas deportivas; tenemos numerosas peticiones de cooperativas de profesores y alumnos para que les dejemos zonas para instalar colegios, y el comercio se vendrá junto a la nueva población», manifestó el alcalde de la localidad.
El problema educativo tampoco preocupa a Rafael Ochoa, ya que, según informó, en la actualidad hay tantos vecinos en Boadilla como plazas escolares, ya que existen en la zona varios colegios privados de gran capacidad. A éstos hay que sumar un colegio municipal y otro que el mismo Ayuntamiento va a financiar, con biblioteca, laboratorio y gimnasio.
Para completar estas perspectivas optimistas se quiere que Boadilla tenga la única zona industrial del área, ya que se han dedicado a ello dos polígonos: el de Viñasviejas y el de Prado del Espino, con la intención de que una parte de los habitantes no tenga que desplazarse a Madrid para trabajar.
Esta opinión favorable a lo que será la ciudad de Boadilla del Monte, compuesta en su mayor parte por bloques de cuatro plantas, no es compartida, sin embargo, por los responsables de la Diputación. El presidente de la misma, José María Rodríguez Colorado, aseguró que, aunque los niveles de desarrollo de la zona noroeste han sido hasta ahora razonables, el ensanche de Boadilla y el plan de ampliación de la Casa de Campo pueden hacer de estas localidades futuros puntos negros.
300.000 viviendas vacías en el área
«Lo que habría que negociar es la revisión de estos planes. No sé hasta qué punto, a nivel jurídico, esto es factible sin tener que pagar indemnizaciones. Por otra parte, el futuro nos dirá si estos planes se van a desarrollar íntegramente, ya que en la actualidad se calcula que existen en el área metropolitana unas 300.000 viviendas vacías, la mayor parte en Madrid, pero también repartidas por la provincia. Si así está el mercado, veremos si la empresa privada puede crear estas ciudades junto a núcleos pequeños, que no pueden crear la adecuada infraestructura », manifestó Rodríguez Colorado.
Uno de los posibles sistemas de control serán las directrices de revisión del Plan General del Area Metropolitana, que afectarán al crecimiento de estas poblaciones, ya que, aunque asignarán un techo de población a cada localidad, sí se marcarán unas cotas de crecimiento por zonas que exigirán luego un acuerdo entre los pueblos de la misma área.
Entre tanto, los que no creen factible crear una infraestructura suficiente con los medios que tienen estos Ayuntamientos ya han comenzado a alarmarse ante los problemas que se pueden derivar del crecimiento incontrolado de la zona: problemas escolares, ya que no todos los hijos de los que ocupen las nuevas viviendas tendrán plaza en los colegios privados de esa área, que, por lo general, se nutren de alumnos en Madrid; no se sabe, por otra parte, la demanda real de cooperativas de colegios, ni la política que seguirá la Delegación Provincial de Educación. Para muchos de los consultados tampoco parece probable que el Ministerio de Trabajo, Sanidad y Seguridad Social, que ha tenido abandonada esta zona, vaya a volear ahora sus recursos en ella, lo que mantendrá la dependencia hospitalaria de la capital; con respecto a las comunicaciones, se cree que tanto los 65.000 nuevos habitantes de Boadilla como los 30.000 de la zona de ampliación de la Casa de Campo van a tener problemas de salida a las principales carreteras.
Eso, sin contar con la forma en cómo afecten estas nuevas ciudades al entorno ambiental o artístico. En este sentido, se ha asegurado que la nueva ciudad de Boadilla del Monte no afectará de ninguna forma al palacio de los duques de Sueca, a la fuente de Ventura Rodríguez o al monasterio de las descalzas, que conforman la mayor riqueza arquitectónica de la zona.
El plan de ampliación de la Casa de Campo, con sus 7.500 viviendas previstas y terrenos en los que se podrían construir otras 1.450 de protección oficial, es la otra gran preocupación de los habitantes de la zona. La superficie sobre la que se actuará será inferior a la de Boadilla, ya que de las 533 hectáreas de terreno existente sólo se verán afectadas 206, entre equipamiento, red viaria y zona de construcción; el resto se unirá a las 1.722 hectáreas con que cuenta la Casa de Campo.
Aunque las cesiones conseguidas en los últimos meses incluyen la dedicación de terrenos para zonas verdes y deportivas, el tratamiento cuidadoso de los bordes, a fin de no crear un choque entre lo que se construya y lo ya establecido, la aportación de cincuenta millones de pesetas para ayuda a la financiación del colector de Pozuelo y otras obras impuestas por el Ayuntamiento, ecologistas, partidos políticos de izquierda y una gran parte de vecinos no las consideran suficientes para que se ponga en marcha un plan que puede significar el colapso de la zona.
Los bloques de lujo de cuatro plantas que se construirán al sur de Aravaca y al este de Pozuelo, entre esta población y Húmera, y que cuentan con el atractivo de su proximidad a la Casa de Campo, supondrán, de entrada, duplicar la población de Pozuelo.
Por otra parte, y desde el punto de vista urbanístico, se rompen los esquemas de construcción, al construir un tipo de vivienda que se encuentra a caballo entre el chalé residencial y la vivienda del casco urbano.
Pero el plan de ampliación de la Casa de Campo no es el único que se está desarrollando en la zona, ya que, según informaciones que en su día solicitaron algunos concejales, en los cascos urbanos de Pozuelo estación y Pozuelo pueblo se están construyendo otras 1.821 viviendas, a las que habría que sumar las 2.188 que se están construyendo cerca del cruce de la carretera de Carabanchel con la de Boadilla, las 1.299 del Plan Somosaguas Sur y las 4.308 correspondientes a otros planes, cuya urbanización ya existe o está prevista. En total, 17.216 viviendas, casi el doble de las ahora existentes en todo el término municipal, lo que significará poner a Pozuelo en torno a los 100.000 habitantes.
Con respecto a Las Rozas, el crecimiento, aunque inferior a Pozuelo y Boadilla, no quedará tampoco detenido. Aparte de la zona del ensanche del casco urbano, que puede tener un techo de 10.000 habitantes, parece que existen intereses en unir Las Rozas y el barrio de Las Matas. Este barrio, construido para los empleados de Renfe en los años cuarenta, se ha convertido, curiosamente, en los últimos tiempos, en una de las zonas más buscadas a la hora de construir chalés de lujo, que, por lo general, son ocupados como segunda vivienda.
Como en el caso de Majadahonda, el interés actual se centra en dotar de infraestructura tanto a lo ya creado como a lo que se encuentra en realización. Se quiere así construir un centro de formación profesional, dotar a la población de un parque de bomberos, en mancomunidad con Majadahonda, localidad con la que ahora comparten el consultorio de la Seguridad Social y el vertedero; se han solicitado más centros escolares, para los que se han cedido terrenos a la Delegación Provincial de Educación, y se tiene pensado hacer un aparcamiento disuasorio, con el fin de potenciar el uso del tren, ahora que el número de servicios que unen con la capital se ha incrementado.
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