Triunfo de la diplomacia marroquí en la cumbre de la Organización para la Unidad Africana
Victoria de Hassan II y, en cierta medida, victoria de Gadafi. La 18ª cumbre de jefes de Estado de la OUA (Organización para la Unidad Africana) terminó al amanecer del domingo pasado, en Nairobi. Los dos hombres que aparecían como enemigos irreconciliables y perdedores de antemano no sólo hicieron las paces, sino que vencieron el aislamiento en que se encontraban. Otros resultados de la cumbre han sido: el bloqueo al ingreso en la OUA de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD), la falta de toda referencia al Polisario en la resolución sobre el Sahara occidental, así como de una eventual retirada de tropas marroquíes y, como broche final, la reanudación de relaciones diplomáticas entre Rabat y Nuakchot.
Otras tantas coordenadas que arrojan un saldo favorable a la diplomacia del rey Hassan II, cuya propuesta para la solución pacífica del conflicto saharaui recibió ayer el apoyo oficial de Washington.Los medios argelinos, según informa Manuel Ostos, han reconocido implícitamente esta victoria del rey marroquí, aun cuando subrayan que la solución al conflicto sahariano "no está, ni mucho menos, al alcance de la mano, a menos que Rabat se mantenga en la línea trazada por el consenso africano".
La victoria de Rabat, añade por su parte nuestro enviado especial en Nairobi, Domingo del Pino, se debe a que, al fin y al cabo, Hassan II ha terminado aceptando las exigencias de la comunidad africana y de la ONU para llegar a una solución del conflicto.
El problema del rey Hassan II ahora es puramente interno. La unanimidad de los marroquíes por la marroquinidad del Sahara no era un elemento retórico, sirvo una convicción alimentada a lo largo de más de seis años de guerra.
Impotencia del Polisario
En las filas del Polisario persiste un sentimiento tenue de impotencia, según trasciende de las declaraciones contradictorias formuladas por algunos de sus dirigentes durante la cumbre africana. Desde el rechazo a las propuestas marroquíes, formulado por el ministro Hakim Ibrahim, a la evaluación de los aspectos positivos de la conferencia, hecha por el secretario general del frente saharaui, Mohamed Abdelaziz, los independentistas consideran ahora las dificultades que presenta la difícil partida diplomática en perspectiva.En lo inmediato, el Polisario espera que la decisión de adoptar un alto el fuego constituya la ocasión esperada de reunir en torno a una misma mesa a saharauis y marroquíes. Esta eventualidad, que está por verificarse, contribuiría al menos a limitar la amargura de una cumbre africana en la que el frente no pudo ir más allá de los pasillos de la conferencia.
Mientras tanto, en Argel se pone de relieve, que al aceptar el referéndum, Hassan II ha reconocido que el problema del Sahara occidental no era un conflicto bilateral con Argelia, que la tesis del dossier terminado no era válida y, como colofón, que la población saharaui no se ha autodeterminado todavía.
Argelia estima que, si se cumplen con regularidad las disposiciónes de la resolución de Nairobí, el Frente Polisario tiene todas las de ganar, tal y como ocurriera en la antigua Rhodesia y como sucedería muy probablemente en Namibia con el SWAPO (la organización independentista del pueblo del suroeste africano) si se celebraran elecciones. De ahí que los medios argelinos condenen las voces de Casandra de los países occidentales, que dan ya por perdido al Polisario. En realidad, escribe Manuel Ostos, los círculos argelinos aseguran que la composición del comité especial encargado de preparar las modalidades y fecha del referéndum, dotado de poderes especiales, no parece a priori contraria al Polisario.
Según Domingo del Pino, el coronel Gadafi ha obtenido un éxito no menos importante, al haberse decidido en Nairobi,que la próxima cumbre de la OUA tenga lugar en Trípoli, y no haberse condenado la presencia de tropas libias en Chad. Aunque catorce países africanos no tienen relaciones diplomáticas con Libia, y la mitad de los jefes de Estado de éstos dijeron que no viajarán a Trípoli en 1982, la OUA mantuvo que la sede de la 19ª cumbre será Trípoli, lo que convertirá a Gadafi en árbitro de las diferencias africanas en 1982.
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