Cuba y el "New York Times"
EL PAIS -como recordaba usted hace poco en Televisión Española- tiene un público diverso y que aspira a ser el mejor informado'. Por eso creemos los abajo firmantes que merecería la pena la publicación de un contraste de opiniones en relación con los "casos" Padilla y Leante.EL PAIS insiste, una y otra vez, en los que considera aspectos negativos de la revolución cubana, y resulta difícil hallar en sus páginas algo de la realidad cubana de hoy que sea positivo. Como EL PAIS aspira a una imagen de imparcialidad, y dada la gran publicidad que se ha dado a las declaraciones. de estos tránsfugas (en el sentido más académico y nada peyorativo del término), parecería necesario mostrar otra cara de la moneda.
No tratamos de justificar con ello los posibles errores de la asediada revolución cubana, pero sí creemos importante -en un momento en que EE UU vuelve a enseñar descaradamente su agresiva faz por todo el mundo- recordar que no es precisamente Cuba la adversaria mundial de la liberación, ni mucho menos la monopolizadora de la censura. Ni son sus enemigos declarados (EE UU) los representantes excelsos de la libertad perfecta. Y la exposición más reciente de esto viene de alguien tan poco sospechoso de castrismo como el New York Times (vía International Herald Tribune de 28 de agosto de 1981). Citamos de un editorial: "... decomiso de 100.000 publicaciones periódicas cubanas por el servicio de Aduanas. de EE UU. El objetivo de este embargo, conforme a las normas sobre comercio con el enemigo, es negar ingresos a Cuba. Pero la mayor parte de esas publicaciones se envía gratis vía Canadá...". El mencionado servicio de Aduanas "ha estructurado las normas, de modo que se evite todo elemento de censura en unos controles que son estrictamente económicos", pero para obtener las publicaciones cubanas secuestradas "será necesario obtener de esta oficina una licencia específica de importación... El solicitante deberá presentar datos concretos sobre el carácter de la publicación, su coste y el motivo de la importación". Concluye el New York Times diciendo: "Si esto no es censura, entonces Fidel Castro es Thomas Jefferson. La Unión Estadounidense de Libertades Cívicas ha denunciando, y con razón, esta orden repugnante, sic...".
Creemos que este editorial, además de comentario, es noticia, y esperamos la publicación de esta carta, aunque sólo sea en aras de la ampliación de un tema que la merece y no debe enfocarse con visión unilateral./
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