Felipe González promete "moderación y exigencia" si el PSOE gana las próximas elecciones generales
El secretario general del PSOE, Felipe González, presentó el 29º Congreso del partido, en una conferencia de Prensa celebrada ayer como un congreso que «debería tener como nota extraordinaria el ser normal, pacífico y capaz de proyectarse hacia el exterior, por encima de los asuntos internos».
El líder socialista se refirió principalmente, en esta línea, a lo que consideró muy posible victoria de su partido en las próximas elecciones generales, y a la actitud «al mismo tiempo moderada y exigente» que debería adoptar en ese caso. Así, por ejemplo, descartó las nacionalizaciones en España y asumió las propuestas de regular la cogestión en las empresas. El líder del PSOE mostró evidente satisfacción por el triunfo de los socialistas griegos.No obstante considerar que la vida del PSOE se ha normalizado tras las convulsiones del 28º Congreso y el Congreso Extraordinario, Felipe González prestó ayer mucha atención al problema de la autoexclusión de esta convocatoria del sector de izquierda socialista, y repetidamente lamentó, sin aludir a personas concretas, la ausencia de algunos.
«Creo que no son importantes, pero en el congreso trataremos de evaluar estas ausencias», dijo, «más aún cuando se produce por un debate que no está cerrado, como es el de la representación proporcional».
«Este riesgo de que una parte del partido no esté representada existe, aunque aún no es siniestro, porque esta vez podrían haber venido todos; pero hay que estudiarlo». Para Felipe González, el problema tiene una solución difícil, pero la respuesta no es la proporcionalidad pura que piden los críticos de izquierda. En todo caso, dejó claro de entrada que en el PSOE están reconocidas las corrientes, aunque no su organización en tendencias.
El líder socialista tendió otro puente hacia ese sector al afirmar rotundamente que «los que nos piden que hagamos Bad-Godesberg van a salir frustrados», respondiendo a la pregunta de si este congreso consagrará un partido socialdemócrata. «Si acaso», afirmó, «se consagrará el apoyo mayoritario de la sociedad, pero un desplazamiento hacia las posiciones norteuropeas no es posible, porque la realidad española es otra. Este debe ser un partido donde se sientan cómodos desde el socialdemócrata moderado hasta el socialista radical».
Del problema surgido con el caso Puerta en Madrid, dijo que «es doloroso y duro, tanto más cuanta menos base tiene. Se ha aprovechado mucho, pero es superable, y vendrán críticas mayores». En cualquier caso, «el partido defenderá como principio básico la honradez en el ejercicio de la función pública, y el rigor absoluto contra quien atente contra la honorabilidad del partido. Nadie puede calumniar sin pruebas, y ni aún teniéndolas se puede atacar el honor del partido en conjunto».
La mayoría absoluta socialista es posible en España
A una pregunta sobre la estrategia de alianzas que definirá el PSOE, Felipe González respondió de entrada que «en España estamos menos lejos de un Gobierno socialista de lo que estaban en Francia o en Grecia», por lo que la estrategia se dirige prioritariamente a lograr la mayoría absoluta. «Esto no se afirma gratuitamente, porque estamos en el 30%, y el 38% sería la mayoría absoluta. Si en España se pudiera plantear esa dinámica de cambio, es factible ».Si ello no se da, el líder socialista dejó abierta la puerta a «una alianza hacia el centro que no sea la derecha, es decir, lo que se llama un partido bisagra, que nosotros no nos vamos a inventar», y en cualquier caso, a una solución que garantice la estabilidad. En cambio, descartó rotundamente la posibilidad de un frente popular.
El secretario general del PSOE recogió con optimismo la victoria de los socialistas en Grecia -"Tal vez vivimos un fenómeno histórico de traslación del centro de gravedad socialista desde el centro-norte de Europa al sur del continente»- y estimó que la postura del Pasok, griego sobre la OTAN no tiene por qué influir sobre el problema en España, ya que, a juicio de Felipe González, la verdadera intención de los nuevos gobernantes griegos es dejar la organización militar atlántica, pero no el tratado político, lo que daría lugar a un equílibrio que permite sostener las tesis del PSOE sobre la OTAN y España. «Para decirlo más sinceramente, me preocuparía que Grecia dejase la OTAN».
A una pregunta sobre la posibilidad de que a las próximas elecciones concurra una gran derecha, Felipe González dijo que sería un «regalo» para el PSOE, porque «casi aseguraría la victoria electoral» socialista. «Es poco inteligente, pero preocupante, porque si se hace sobre la base de plantear una estrategia de tensión, la situación se hace arriesgada».
El líder del PSOE prometió una respuesta tranquila y pacífica ante esa posible situación de provocación, pero no dejó de avisar, al hilo de otra pregunta, contra una actitud agresiva de la derecha, «de la que hemos visto un ensayo general en Galicia, como hace días en Grecia, queriendo hacer ver que vamos a colectivizar la sociedad al modo del este europeo».
«Se trata de confundir a la opinión y crear miedo», dijo Felipe González, y añadió que «la oligarquía económica querría hacer frente común, pero eso cada vez surte menos efecto, porque no se atreven a definir el modelo de sociedad de que hablan, y ello porque no quieren afrontar la realidad de España, y así acabará ocurriendo lo mismo que en Grecia, que los pequeños empresarios y comerciantes apoyen a los socialistas».
Objetivo: la transformación democrática de la sociedad
La oferta que el PSOE quiere transmitir en este congreso es «un proyecto político sensato», que «no renuncia al cambio hacia una sociedad más libre e igualitaria, pero dándole todo el tiempo que sea necesario». Según el líder socialista, es una tarea histórica, después de 150 años de gobierno de la derecha, por lo que «el proyecto socialista debe tener una perspectiva de veinte o veinticinco años».En esta línea argumental, Felipe González admitió la crítica del ala izquierda del partido, de que el programa actual del PSOE sería asumible por parte de una derecha moderna: «Si existiera esa derecha en España, nosotros no tendríamos que asumir reivindicaciones como la de la reforma de la Administración, como la de la transformación democrática del país, en una palabra».
En la vertiente económica de esta actitud, el líder socialista consideró las propuestas de nacionalizaciones de sectores clave perfectamente planteables, pero poco prácticas para España. «Las nacionalizaciones no son en sí progresistas, sino que depende del lugar y el momento histórico, y la Administración española tiene tan gran ineficacia que los costes serían mayores que las ventajas: muchas empresas han cambiado a peor al ser nacionalizadas en España».
Sin embargo, Felipe González comentó positivamente la oportunidad de las propuestas sobre cogestión en las empresas: «Creo en la posibilidad de que esas propuestas salgan en el congreso, y me parece muy positivo todo lo que sea asumir responsabilidades en las empresas por parte de los sindicatos. Desde luego, el asunto va a ser muy contestado por quienes tienen un sentido absoluto de la propiedad, pero van a tener que encuadernar en piel y poner en la estantería la última encíclica del Papa sobre la cuestión».
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