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Francia puede reconsiderar su posición frente a las conservas españolas si recibe informes convincentes

La Prensa española seria la culpable de la supresión de importaciones de productos españoles decretada por Francia, según declaró ayer Francisco Moreno Borondo, miembro de los servicios comerciales de la Embajada española en París y participante en las negociaciones que tuvieron, durante toda la jornada, una delegación francesa del Ministerio de Consumo y una española. Esta última fue conducida por los directores generales de, Exportaciones y de Salud Pública, Juan Arenas y Luis Valenciano, respectivamente.

Tras el estudio del informe que las autoridades españolas enviarán a las francesas de manera inmediata, estas últimas deliberarán sobre la posibilidad de abrir de nuevo las fronteras a las mercancías hispanas fabricadas con aceite.Moreno Borondo, ayer, en el Ministerio francés de Consumo, al terminar la reunión franco-española, se dirigió a un grupo de periodistas para exclamar:«Hemos perdido la batalla por culpa de la Prensa española». Advirtió que había llegado a esta conclusión, a titulo personal, tras haber protestado, momentos antes, ante la delegación francesa por el sensacionalismo empleado, el domingo último, por algún periódico parisiense que informaba en primera página sobre el aceite tóxico. Según Moreno Borondo, su interlocutor galo le cortó en seco para decirle: «De los periodistas no me hable usted. Los españoles son peores aún que los franceses».

Los directores generales de Exportaciones y Salud Pública fueron recibidos por expertos franceses al frente del director del gabinete del Ministerio de Consumo. La delegación española explicó todos los aspectos del contencioso del aceite ,de colza con el fin de cambiar la actitud francesa que se ha concretado con la supresión de las importaciones de productos españoles. Según la fuente hispana, la decisión francesa obedece a dos causas fundamentales: el temor a la intoxicación y la imposibilidad técnica de realizar un control seguro. Las autoridades españolas hubiesen podido actuar antes de llegar a esta situación, «pero no se hizo porque los franceses no nos anticiparon nada sobre sus intenciones».

Un portavoz del Ministerio de Consumo declaró a EL PAÍS que «no, se trata de proteccionismo comercial, sino de medidas de precaución, sobre todo a partir de un hecho qué todos conocen: la cantidad importantísima de turistas franceses que van a España». El mismo portavoz dejó entender que las medidas que acaba de tomar el Gobierno galo han sido necesarias porque «no se ha conocido antes oficialmente el informe del aceite de colza».

Tres exigencias

Esta laguna es la que pretende llenar el resultado mayor de la reunión de ayer en París: los franceses han pedido a los españoles un informe sobre la cuestión en tres puntos: primero, el expediente médico; segundo, las disposiciones de control; tercero, los mecanismos del fraude. La delegación española, en el plazo de dos días, se ha comprometido a enviar dicho informe. Durante las dos semanas siguientes, los franceses lo estudiarán y, acto seguido, enviarán una delegación de expertos a Madrid para tomar contacto con el asunto sobre el terreno. «No es imposibleque a partir de entonces se estudie la posibilidad de abrir de nuevo la frontera a los productos españoles, incluso antes de los tres meses previstos», declaró el portavoz del Ministerio de Consumo.

El decreto de supresión de importaciones españolas fue firmado por ocho ministros, procedimiento aparatoso que, además de responder, según parece, a imperativos administrativos, pudiera tener tambien una significación de política interior, cara a la opinión pública.

La delegación española afirmó ayer en París que la experiencia ha probado la necesidad de una campaña de información internacional sobre este trágico asunto. En su opinión, cuando las autoridades francesas conozcan el informe precitado quedarán satisfechas ante la evolución del problema en España.

Una sola aduana

Por otra parte, el Gobierno español propondrá a las autoridades francesas concentrar en un sólo puesto aduanero todas nuestras exportaciones de aceite y de productos elaborados con aceite, a fin de que los análisis y controles que desea realizar el país vecino le resulten más fáciles y baratos, según fuentes diplomáticas de Bruselas consultadas por nuestra corresponsal Soledad Gallego.

Con ello seintenta que la ministra francesa para el Consumo, Catherine Lalumière, suspenda lo antes posible su decisión de prohibir durante tres meses las importaciones españolas de estos productos.

Medios próximos a la misión de España ante la CEE estiman que la Comisión Europea, órgano ejecutivo del Mercado Común, no realizará ninguna gestión ante el Gobierno de París para obligarle a levantar esta previsión.

Los problemas relativos a la sañidad son competencia nacional, pero la comisión hubiera podido alegar un artículo del Tratado de Roma según el cual ningún país puede «aprovechar» esta circunstancia para discriminar productos procedentes de otros países.

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