Plaza & Janés replica a García Márquez
Plaza & Janés agradecerá que publique esta:s líneas, y a ser posible en lugar destacado, pues destacado era (naturalmente) el lugar que ocupaba en el periódico el artículo de Gabriel García Márquez titulado La desgracia de ser escritor joven, en el que ataca a los editores en bloque ("el día de infortunio en que fueron inventados") y, de un modo concreto, a esta firma editorial, contra la que esgrime la poco grata palabra de "atraco" ("atraco contra el escritor novato"). No es la primera vez que García Márquez arremete contra Plaza & Janés, editorial a la que en un momento dado confió la casi totafldad de sus libros. También en un' momento dado la editorial interpuso contra él una querella en los tribunales, por lo que su animadversión es natural y comprensible; pero conviene que los lectores de su artículo sepan de dónde vienen los tiros. La variación, esta vez, bonsiste en que el ataque -ni gratuito ni caprichoso- viene disfrazado de defensa del escritor novel.Romper públicamente una lanza en favor de los que empiezan es una tentación frecuente entré los que ya han llegado. Parece rentable. Uno queda bien; divulgar su generosidad, su altruismo. (¿Intenta inconscientemente hacerse perdonar el éxito, haberse alejado de "la base", como diría un sindicalista?). Un alegato en apoyo del principiante no requiere esfuerzo ni sacrificio, no cuesta dinero. Al contrario, se cobra el, artículo. El unico riesgo es que, a veces, esa no solicitada palmada en la espalda es mal recibida, rechazada por parternalísta. Pero esta es otra historia.
En su artículo, García Márquez -que parece escandalizarse. al descubrir que el premio de 6.000 dólares otorgado por Plaza & Janés Editores Colombia sea un an ticipo a cuenta de regalías y no puro mecenazgo, como así sucede en todos los concursos literarios patrocinados por editorillkles -tie ne razón en algunas cosas y segu ramente no tanta en otras. Hay en él puntos de los que, por ser opinables, se podrían discutir largamente. Pero llaman la atención dos afirmaciones referentes a cuestiones no opinables, sino a normas y números, y sorprende la ignorancia de un autor tan curtido en batallas editoriales. Escribe García Márquez: "La editorial se asegura los derechos del libro premiado para toda la vida, y no por cinco años, como debe ser, y no sólo para una parte del territorio. (¿A qué territorio se refiere? Querrá decir mercado o ámbito idiornático), sino para todos los países de lengua castellana". Como debe ser... ¿Por qué debe ser? ¿Qué norma invoca? ¿Dónde está así législado? ¿Conjuga mal el verbo García Márquez y quiso escribir "debería ser"? ¿Y,por qué debería ser? ¿Por qué cinco años y no cuatro o seis? ¿Por qué una parte de lo que llama el territorio, y no todo el territorio, ¿No se da cuenta de que estas limitaciones territoriales y temporales son las que él -y unos pocos más- puede exigir y exige precisamente por la posición de privilegio que le concede una presumible venta millonaria y porque sus libros son codiciados por la mayoría de editoriales? ¿Cómo puede confundir García Márquez su situación (actual) con la del joven escritor del que tanto se compadece? ¿Es realmente confusión, distracción o triquiñuela polémica?
Y la segunda afirmación sorprendente: "Con la venta de una edición de 3.000 ejemplares -que se vende sin dificultad, por la resonancia del concurso-, el editorip se paga todos los gatos, y se gana, además, la propaganda gratis, que la Prensa le hace al concurso, etcétera". ¡Hombre! Calcular que la venta de 3.000 ejemplares permite cubrir todos los gastos de un premio (premio-anticipo, claro) dotado con 6.000 dólares, mas el coste de la edición, de los festejos y otras hierbas, revela no sólo una inocencia virginal en cuestiones editoriales, sino un desdén absoluto por la aritmética. Es un nuevo milagro de los panes y los peces. Y si el editor está dispuesto a entregarle al autor 6.000 dólares por la venta estimada de. 3.000 ejemplares, ¿para qué regatear un 3%, para qué discutir que si el siete o que si el diez? Puede permitirse el lujo de ofrecerle el 45% o el 50%.
De todos. modos, y a pesar de estas ingenuidades, el artículo de Gabriel García Márquez está tan admirablemente escrito (como todo lo suyo, no vamos a descubrirlb aquí) y resulta tan emotivo cuando rememora sus comienzos de escritor, sus trapicheos con jurados poco honestos cuando él fue concursante (dice que se árrepiente; pues sólo faltaría que no se arrepintiese ahora), la compra de ejemplares de uno'de sus primeros libros, malve ndidos en las calles, que incluso el destinatario de sus ataques siente el impulso de recomendar su lectura. Y no se vea en. ello la menor ironía, sino auténtica admiración por la pluma ele uno de los más destacados escritores de la actualidad literaria látinoamericana./ gerente de Plaza & Janés. .
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