Enfrentamientos por la concentración parcelaria en el pueblo leonés de Toral
Piquetes de vecinos de la localidad leonesa de Toral de los Guzmanes volvieron a invadir durante los últimos días las fincas que les habían sido otorgadas por el IRYDA en una polémica concentración parcelaria iniciada hace once años y todavía pendiente de numerosos pleitos judiciales. Los propietarios que se niegan a ceder sus fincas -un total de veintisiete- han presentado en el Juzgado de Instrucción número 1 de León nuevas querellas contra otros grupos de vecinos por amenazas y ocupación violenta de sus antiguas propiedades, mientras menudean los enfrentamientos físicos entre ambas partes, en un clima de creciente tensión y de inhibición total de las autoridades gubernativas.Según uno de los propietarios afectados, Luis García Garzo, que aseguró a EL PAÍS hablar en nombre de los veintisiete propietarios que se niegan a ceder sus fincas, un piquete integrado por medio centenar de personas con una veintena de tractores le obligó a abandonar sus tierras, amenazándole con destrozar los cultivos en un plazo de 48 horas. El mismo día, jueves, los piquetes ocuparon varias propiedades y destruyeron algunos pozos y cables del tendido eléctrico. Los incidentes se reprodujeron durante el fin de semana en los establecimientos públicos del pueblo, esta vez por iniciativa de "amigos" de los primeros, sin que afortunadamente ningún vecino resultara herido. Toral de los Guzmanes, a unos 42 kilómetros de León, en la ribera del río Esla, cuenta con una población de sólo mil habitantes.
La sala segunda de la Audiencia Nacional ordenó meses atrás la paralización de los trabajos de concentración parcelaria y desestimó recientemente un posterior recurso de la abogacía del Estado para que se autorizara la toma de posesión de las nuevas fincas. El IRYDA, por su parte, ha declarado que no tiene responsabilidad alguna en los enfrentamientos, a la vez que da por concluida su actuación, lo que supone un apoyo indirecto a los piquetes.
Estos basan su actitud en las cuantiosas pérdidas ocasionadas por las sucesivas paralizaciones que el proyecto de concentración ha sufrido desde hace once años.
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