Un enredo delirante
Ha sido ambicioso Antonio del Real en los planteamientos de su segunda película como director. Buscando a Perico supone un difícil ejercicio de guión en el que un sinfin de personajes se cruzan y pierden, se reencuentran y se persiguen, descubriendo en su conjunto el delirio de una sociedad descabellada en la que ladrones y policías, traficantes y gentes de orden se sitúan a la misma escala, insuficiente diferenciación, sin parcelas concretas, aisladas.El simple robo de un coche condiciona la aventura. En el interior, los ladrones encuentran a un niño de pocos años -Perico- y unos cocos que contienen varios kilos de droga. En busca del coche, del niño y de la cocaína se lanza un variopinto número de pesonajes, caricaturizados todos por el director en una clave de comedia que corre muchas veces el riesgo de transformarse en astracán, en exagerar sus términos pero que se mantiene, aunque sea difícilmente, dentro de los límites de un género no siempre bien tratado en nuestra cinematografía.
Buscando a Perico
Director: Antonio del Real Guión: Antonio del Real y Fermín Cabal Intérpretes: Luis Escobar, Agustín González, Antonio Gamero, Teddy Bautista, Maria Elena Flores y el niño Luis A. Sánchez. Comedia. Española, 1981. Locales de estreno: Roxy B y Narvaez.
La intención última de la película parece residir en la denuncia de que quienes controlan realmente el tráfico de droga permanecen en libertad mientras que unos pocos infelices sufren los rigores de la justicia. Es un reflexión justa que, sin embargo, se pierde en el divertido enredo de la trama. Pasan a primer término las peripecias, quedando las intenciones relegadas a lo subliminal.
Demasiados chistes
Incluso en este sentido puede reprochársele al autor un exceso en chistes sobre la situación actual de nuestra democracia, de los que tan ahíto está ya el reciente cine español. Chistes ambiguos que ni siquiera tienen la fortuna de hacer reir al espectador. Son más ingeniosos, en cambio, los que se derivan de las circunstancias propias de los personajes, de sus malentendidos, de los distintos intereses que les unen en la peripecia común.Los actores que componen el amplio reparto han entendido muy bien esta clave de sainete, aportando su experiencia en este género, tan habitual en nuestro cine. La película, sin embargo, no es tan habitual; el cuidado de Antonio del Real se hace insólito en el panorama de la fabricación en serie de comedias coyunturales con la que tanto se nos castiga. Aunque no tenga el director un pensamiento tan complejo como el de la realidad que denuncia, posee un sentido de la narración cinematográfica suficientemente hábil para lograr mantener a flote las claves de su entretenimiento y para que el espectador interesado encuentre a menudo motivos de risa y de sorpresa.
Babelia
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