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Reportaje:Clima de guerra en la elecciones de El salvadorEl Salvador: catorce meses de guerra civil / y 5

Unas elecciones sin censo y con la mitad del espectro politico autoexcluida

Ni el Ejército ni el Gobierno ocultan que en El Salvador ha habido tantos fraudes electorales como elecciones. La de hoy, dicen, va a ser la primera votación limpia en su historia doméstica. Sólo faltan unas horas para comprobarlo, pero las condiciones de partida no pueden ser peores: no hay censo de votantes, la mitad del espectro político ha quedado fuera del proceso, los seis partidos contendientes han desarollado una campaña más de insultos que de argumentos políticos, medio país está sometido a los sobresaltos de la guerra, las garantías individuales siguen suspendidas y los cuerpos de seguridad añaden cada día nuevos nombres a la ya larga lista de muertos.El Gobierno se sentirá satisfecho con que vote medio millón de salvadoreños, 300.000 menos de los que votaron hace diez años. Como se trata de reducir a toda costa el índice de abstención, que puede ser tomado como un apoyo implícito a la guerrilla, el Consejo Central ha pasado a dar por bueno un censo de 1,2 millones de posibles votantes, los mismos que hace diez años. Y esto en un país que duplica su población cada veinte.

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Fraude electoral

El único requisito para votar es presentar la cédula de identificación en alguna de las 5.000 urnas instaladas en trescientos colegios electorales. "La situación de violencia ha aconsejado que se deje votar en cualquier lugar, sin que haya que desplazarse al pueblo en el que uno esté censado", afirma Jorge Bustamente, máximo responsable de este proceso electoral

Para impedir el voto doble se sellará la cédula y se marcará con la huella digital del votante con tinta sólo visible a la Iuz de una lámpara ultravioleta.

El Partido Demócrata Cristiano, actualmente en el poder, necesita a todo trance ganar estos comicios para mantener el programa reformista del actual Gobierno. Tiene su electorado básico en las clases medias urbanas.

Los democristianos han sido virtuales ganadores de las elecciones de 1972 y 1977, aunque en ambas ocasiones les negaran el triunfo. Pero de aquella Unión Opositora, en la que estaba el actual presidente del Frente Democrático Revolucionario, a esta DC media un abismo. Antes Duarte era materialmente asediado. Hoy es él quien tiene que adelantar su mano para que alguien se le acerque.

Contra la Democracia Cristiana se han centrado todos los ataques. El líder de la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), el ex comandante Roberto D'Aubuisson, no ha cesado de llamarles corruptos, democretinos, traidores y marxistas disfrazados. "Como las sandías: verdes por fuera y rojos por dentro", ha sido su frase preferida para referirse a ellos.

Violencia organizada

Arena es el partido de la violencia organizada. Junto con los democristianos, es el único que puede aspirar a la victoria. En San Salvador circula un chiste según el cual Napoleón Duarte está tuerto porque se le ha metido Arena en un ojo.

Una guerra sin limitaciones es lo que promete para pacificar el país. "No he pensado en el napaIm, pero en la guerra todo es lícito", dice con aplomo, corrigiendo anteriores declaraciones, en su despacho de Mac and Ericsson, la mayor agencia publicitaria del mundo, que se ha encargado de maquillar su imagen con notable acierto. De otro modo, sería inexplicable que se pensase incluso en la posibilidad de victoria de un hombre acusado de ser al autor intelectual del asesinato de monseñor Romero, señalado por el coronel Majano como el instigiador de un golpe militar de signo reaccionario en marzo de 1980, y considerado como el creador de las bandas pararnilitares.

El tercero en discordia es el Partido de Conciliación Nacional, que estuvo en el poder, mediante elecciones fraudulentas, desde 1961 hasta 1979. Si se alía con Arena podría formar un bloque de extrema derecha sumamente inquietante para la Democracia Cristiana.

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