Marcelino Camacho dirige la oposición a Santiago Carrillo
La dimisión de Santiago Carrillo planteará nuevos problemas en la sesión del comité central que hoy comienza. Fuentes comunistas subrayaron anoche que una sustitución del actual secretario general del PCE se presenta difícil, y que existe la posibilidad de que este comité, en sus dos terceras partes adicto a la figura de Carrillo, le pida que continúe. Nicolas Sartorius podría quedar como secretario general transitorio, pero la dimisión del vicesecretario general en solidaridad con Carrillo plantea nuevas interrogantes en la reunión de hoy del comité central, calificada como decisiva por todas las fuentes consultadas.
Sin embargo la continuidad de Carrillo al frente de la secretaría general se presenta igualmente difícil: fuentes del comité ejecutivo comunista destacaron que el líder del partido, que lleva casi veinte años en el puesto, planteará hoy previsiblemente importantes exigencias para su permanencia. Fundamentalmente, la clarificación de la línea del PCE, -que viene sufriendo una creciente presión del ala considerada prosoviética, que coincide con el alejamiento. del partido de los llamados renovadores- y el respeto a las conclusiones del X Congreso del PCE en la línea eurocomunista que propugna la dirección.En medios carrillistas se consideraba ayer que habría sido fundamentalmente el sector prosoviético, en el que ellos encuadran a dirigentes de Comisiones Obreras como Marcelino Camacho o Fidel Alonso, quien "habría tenido mucho que ver" con esta dimisión. Los mismos medios destacaron que el paso dado por Carrillo no fue premeditado, y se adoptó tras los primeros enfrentamientos dialécticos en el comité ejecutivo.
La práctica totalidad de la ejecutiva comunista dimitirá hoy previsiblemente ante el comité central, máximo órgano del partido entre congreso y congreso, compuesto por 104 miembros. Esta dimisión colectiva -se desconoce si Marcelino Camacho se unirá a esta dimisión- encontrará serias dificultades de aceptación por el comité central, mayoritariamente fiel al actual secretario general. La sustitución de la casi totalidad de la dirección del partido es un reto difícilmente aceptable para nadie cuando se está a unos meses de las elecciones generales.
El disgusto ante los análisis de Carrillo tras el fracaso electoral en Andalucía y ante recientes actitudes del dirigente comunista, habrían hecho estallar el descontento de una parte del ejecutivo, que ya anteriormente había planteado críticas a la actuación del secretario general del PCE. El viaje de éste a Suecia la pasada semana, invitado oficialmente por el PC sueco, provocó nuevas críticas en la dirección comunista, que estimaba imprescindible la presencia de su dirigente en España, ante los graves momentos políticos que vive el país. El funcionamiento interno en el partido, que, a juicio de algunos de estos dirigentes, no se correspondía con la imagen eurocomunista que se pretendía, fue otro de los detonantes de la contestación interna. Marcelino Camacho, que aparece ahora como el líder visible de la oposición, planteó la exigencia de que CCOO mantenga una radical independencia respecto del PCE, lo que para la mayoría dominante en el ejecutivo no es más que un paso en la estrategia de penetración estimulada por la embajada soviética en Madrid.
La independencia de CC OO
La diputada comunista Pilar Brabo, que actuó frente a Carrillo en el llamado movimiento renovador dijo ayer que la crisis del PCE "es irreversible". Hablando en la presentación del libro "Los herejes del PCE", obra de los periodistas y ex militantes comunistas Pedro Vega y Peru Erroteta, Pilar Brabo dijo que "el eurocomunismo esta a punto de sucumbir, aplastado por el peso de los aparatos comunistas, que estan impregnados de estalinismo". El también ex militante comunista, Jose Maria Mohedano, fue más lejos al decir que, aunque se produjese ahora un relevo en la jefatura del partido, el PCE ha alcanzado ya una fase irrecuperable. Carlos Alonso Zaldívar, ex miembro del comité central, expulsado por Carrillo, opinó que el único futuro que le queda al PCE es un viraje hacia posiciones cada vez más promoscovitas. Todas estas declaraciones se producían pocas horas antes de conocerse la dimisión del secretario general del PCE, aunque ya habían comenzado los rumores.
El desencadenante inmediato del seísmo en el PCE, Marcelino Camacho, se encontraba ayer en Ciudad Real, presidiendo una reunión de dirigentes de su sindicato en la provincia. La presidenta del partido, Dolores Ibarruri, habría tomado partido, en el seno del comité ejecutivo, a favor de las tesis dle Carrillo, llegando a sugerir, según fuentes próximas al ejecutivo, que quien debía dimitir sería Camacho, poco después de que éste plantease la conveniencia de un relevo en la dirección comunista.
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