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Tribuna
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Los perros de la guerra

Cuando los medios de comunicación británicos se critican hablamos de dog biting dog, lo que, traducido al castellano, significa: "perro muerde a perro". Es algo que intentamos evitar, pues somos conscientes ¿le nuestros propios defectos. Esto resulta aún más problemático cuando se trata de un corresponsal extranjero al criticar los medios de comunicación en el país donde se hospeda. Sin embargo, quiero hacer unas observaciones críticas después de haber leído detenidamente la Prensa española y visto la RTVE durante el conflicto de las Malvinas.Para comenzar, admito que este conflicto no ha sido nada fácil de cubrir. La información desde Buenos Aires y Londres ha sido a veces completamente contradictoria. El Ministerio de Defensa británico ha sido parco en sus boletines; algunas veces, deliberadamente confuso e indefinido. Las noticias desde Buenos Aires han sido más rápidas, pero también más propagandísticas. A pesar de estas dificultades de interpretación, esta ha sido la primera ocasión en la cual dos países en guerra han permitido la presencia a los medios de comunicación del país hostil en sus respectivas capitales. Esto, en teoría por lo menos, debería permitir contrastar información, ajustándola en lo posible a la verdad -aunque sabemos que en guerra la verdad es la primera víctima-.

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Los medios de comunicación españoles -con pocas excepciones- han preferido creer la información facilitada por una Junta Militar represiva que la de una democracia occidental, por supuesto no perfecta.

Aquí, a mi parecer, no se ha comprendido un punto fundamental: hay una gran diferencia entre tomar partido y malinformar al público.

El hecho de que los medios de comunicación en España hayan apoyado a Argentina es perfectamente comprensible por los lazos históricos que les vinculan, por el número de españoles residentes en Argentina y además por la similitud entre los contenciosos de las Malvinas y Gibraltar. Esto se ha reflejado en la postura del Gobierno.

Sin embargo, en general las noticias han ayudado poco al lector o al espectador de RTVE para comprender: a) el éxito militar de las fuerzas británicas al reconquistar las islas, y b) cómo, a pesar de las importantes diferencias internas habidas en Gran Bretaña, prevaleció el principio de unidad nacional.

Indudablemente, el mayor culpable ha sido RTVE, con control estatal, no sólo por el tono y contenido de sus reportajes sobre las Malvinas, sino también por su responsabilidad por ser el medio que influye en la opinión de la mayoría de los españoles en asuntos internacionales. A veces las noticias y reportajes, sobre todo los de su corresponsal en Londres, no difieren en absoluto de El Alcázar, que ciegamente ha seguido las tesis argentinas. Ha habido información que se ha dejado en el aire o que se contradecía abiertamente con anter ¡ores informaciones que no fueron desmentidas. De esta manera, las fuerzas argentinas resisten aún heroicamente en las Georgias del Sur, donde se tenía por hundido al buque de guerra Exeter.

Asimismo se tenía por hundidos o dañados a dos portaviones en dos ocasiones diferentes, y el Hermes sigue reparándose en Curaçao, cuando a bordo continuaban los corresponsales británicos informando del desembarco en las Malvinas; el desembarco de San Carlos comenzó como un desesperado intento donde se había .abandonado a su suerte a quinientos hombres...", siendo "atacados por fuerzas terrestres argentinas...", aumentándose mágicamente la cifra hasta los 2.500 hombres ya firmemente establecidos.

Datos falsos

Hasta la flota de los aviones Harrier ya no existía, pero sin embargo seguían operando desde portaviones hundidos o dañados, siendo el factor clave para retomar las islas. Y cuando las cosas le iban mal a Argentina se dijo que el Reino Unido usaba armas bacteriológicas, atacando buques-hospitales y que además tenían el apoyo de los yanquis.

Algunos corresponsales que han estado en Madrid y en Argentina durante este conflicto sangriento han comentado que las noticias aparecidas en los medios de comunicación argentinos eran más equilibradas.

Justificadamente puede decirse que EL PAIS ha ofrecido un equilibrio constante en su información. Pero ni este periódico, que tanto ha contribuido al proceso democrático, es inmune. Dos estudios estratégicos independientes sobre probabilidades militares se publicaron el 7 de mayo y el 20 de mayo favoreciendo a Argentina, con bastante miopía, por cierto.

EL PAIS publicaba a los 45 días de la ocupación argentina la opinión de un colectivo de expertos militares. Concluyeron que "las posibilidades de éxito británicas son muy escasas...". Después de poner énfasis en el poderío de la Armada argentina (que aún no había dejado el puerto), la amenaza de las Fuerzas Aéreas (muy real), los expertos decían: "No es fácil concebir una ofensiva a gran escala contra defensores cómodamente instalados...". Al día siguiente, las tropas británicas desembarcaban con éxito en San Carlos.

Ventajas británicas

Lo que este estudio, junto con otros, ha preferido ignorar es: a) Servicios de inteligencia. La larga experiencia británica en comunicaciones y para descifrar mensajes en clave, sin lugar a dudas con apoyo de EE UU, dos. aspectos importantes para conocer los planes y pensamientos argentinos. b) Equipamiento. Aun sin apoyo aéreo adecuado en alta mar, las tropas han tenido equipos excelentes para el clima invernal y la lucha nocturna. El Harrier Jump Jet ha sido único por su eficacia. c) Hombres. Las fuerzas británicas están formadas por soldados altamente motivados y entrenados, buenos profesionales.

Esta aventura militar ordienada por el Gobierno de la señora, Thatcher fue y sigue siendo tema de debate, a pesar de que fueron los argentinos los primeros en usar la fuerza. Pero fue el convencimiento de poseer estos tres elementos vitales lo que creó la confianza de la señora Thatcher en una solución militar. Sabía, no como RTVE, que mientras fuera una operación militar rápida, con éxito, contaba con el apoyo tácito de la oposición: el Partido Laborista.

Esta crítica a mis colegas españoles no disculpa a elementos de la Prensa británica de cómo han actuado. Titulares como "Que te den por culo, Galtieri", son lamentables. Sin embargo, mi preocupación sobre cómo se ha cubierto el conflicto de las Malvinas se centra en dos aspectos sobre el futuro democrático de España.

1. La imagen que se tiene del Reino Unido a resultas de las Malvinas hace pensar en por qué se ha dignado España en aliarse con la pérfida Albión en la OTAN o intenta hacerlo en el Mercado Común. Un país en guerra puede revelar aspectos desagradables, y al Reino Unido le queda aún mucho que aprender y acomodar de su pasado imperial-colonial. Parece que se ha animado desorbitadamente el sentimiento antibritánico, con consecuencias potencialmente negativas para un país cuyo turismo es fuente de divisas. Es, en última instancia, una industria que depende de la bienvenida del anfitrión.

2. Pienso que, por la manera en que se ha tratado el conflicto de las Malvinas, los medios de comunicación en la España democrática permiten que las emociones distorsionen juicios profesionales. En el caso de RTVE ocurrió tan a menudo, que parecía un método. Latinoárnérica y la lucha antimperialista contra el león imperial británico. Además, en asunt tos exteriores, España ha escogido al Reino Unido como aliado, aunque el señor Robles Piquer parece haberlo olvidado.

Me pregunto cómo los medios de comunicación, sobre todo los controlados por el Estado, cubrirían un hipotético conflicto con Marruecos por Ceuta y Melilla: según lo visto en RTVE, habriía que interpretar "resistencia heroica" como retirada, y "alto el fuego" como rendición.

Robert Graham es corresponsal en España del diario londinense Financial Times.

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