Un oportuno balance económico
5 DíasTras una etapa de silencio, dilatada en exceso, el vicepresidente económico del Gobierno y ministro de Economía y Comerció intervino, en la noche del pasado jueves, ante las cámaras de televisión, cumpliendo una de las reglas de oro que uno de nuestros clásicos recomendaba para hablar en público y para el público: "Tener algo que decir, decirlo y callar en en cuanto se ha dicho".Cierto es que un cúmulo de circunstancias coincidentes propiciaban la comparecencia del señor García Díez ( ... )
Hay que decir, porque es de justicia, que el triunfo de la información sobre las acomodaciones políticas ha compensado el esfuerzo y los riesgos asumidos por quien con profesionalidad indudable decidió la emisión del programa y por quien, con lenguaje claro y sin ninguna connotación ocultista o triunfalista supo llegar a la audiencia con naturalidad y capacidad de comunicación, infrecuentes en nuestros políticos-técnicos e inhabituales en los últimos tiempos en el propio medio empleado.
Por lo demás, las declaraciones del vicepresidente podrán ser en alguna medida discutidas, puntualizadas o verosímiles en cuanto a sus previsiones para un futuro inmediato. Pero baste subrayar ahora que frente a las posibles reacciones empresariales, políticas o sociales, la comparecencia del señor García Díez ha arrojado no poca luz sobre las dificultades del momento y las limitaciones de todo tipo para aclarar la salida de la crisis, y, sobre todo, han tenido la virtud de hacer saber al hombre de la calle que -aunque discutida y discutible, con sus éxitos y sus fracasos, sus intermitencias y a veces sus contradicciones temporales- existe una política económica, y no todo es, en este país, simple política-política, por necesaria que sea.
31 de julio
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