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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Estafar en el Metro

Observé el otro día en el Metro de Madrid, con cierto asombro y curiosidad, cómo el denuesto, el dicterio, la amenaza y la fuerza acorralaban a un viajero. Sus protagonistas, dos empleados de la compañía. La causa, un billete de ida y vuelta. Quizá sea un hecho más que anecdótico, ya que puede deteriorar el comportamiento ciudadano por su imagen delictiva.El mencionado viajero llevaba un billete de ida y vuelta que solamente utilizó una vez. Lo introdujo en las máquinas y éstas se lo rechazaron. El sellador de servicio le llamó y selló. Nuevamente le inquiere y muestra el billete, y le dice que pertenece a otra fecha y no puede viajar. El usuario insiste que son dos viajes, y no uno los que ha pagado. Dos empleados le increpan su acto como estafa e ilegal. Le amenazan con la fuerza de sus vigilantes y le impiden el paso. Y si quiere viajar ha de sacar otro billete.

¿Está capacitado un empleado del Metro para acusar, juzgar y sentenciar a un viajero como estafador? ¿Por qué se pierde un viaje del billete de ida y vuelta si éste no se utiliza en el mismo día? ¿Quién resulta perjudicado? ¿No resulta arbitrario mantener esta medida? Si en el reglamento, que los empleados se basan, los viajeros no han intervenido en su confección, elaboración y contenido, ¿no resulta anacrónico?

Desde hace años, el problema dé billete de ida y vuelta plantea serias dificultades a sus usuarios. Este caso, o el de rechazar en la misma taquilla los dos viajes y tener que ir a otra estación para su validez, causó alguna detención por recriminar al jefe de estación tal normativa.

Yo quisiera recordar a estos fidelísimos servidores cómo calificarían a quienes pasan sin billete, al que obtiene un beneficio por supuestas obras de infraestructura y acondicionamiento que no se realizan. O cómo las tarifas aumentan dos veces al año en un 40%, mientras el salario mínimo es de un 11%.

Quisiera recordar a estos empleados del metro de Cuatro Caminos, cuando hicieron la huelga y solicitaron el apoyo y solidaridad de sus viajeros y éstos no se la negaron. O cuando durante, un mes el servicio disminuyó notablemente y las tarifas no justificando la reducción de velocidad como garantía de seguridad. Pero llegar tarde al trabajo durante un mes no cuenta, ni tampoco permanecer encerrado en los túneles. Y nunca se produjo contra jefe de estación, taquilleras, conductores, abre-cierrapuertas, ni agresión verbal ni física. Creo que el civismo solidario también se cumplió. Por ello quiero recordar a estos fidelísimos servidores un viejo dicho popular: "Todo bien nacido es, agradecido".

El mencionado viajero perdió el tiempo en discusión y tuvo que sacar otro billete. Y recordando a Unamuno: "Vencieron, pero no convencieron". /

Viajero del Metro de Madrid.

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