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LA LIDIA

Desafortunada reaparición de Tinín

De manera inesperada y sin previo aparato propagandístico, el madrileño Tinín ha vuelto a los toros en El Escorial. No actuaba desde que se fue en 1977 y la vuelta ahora en la placita serrana, no sabemos si para probarse en plaza de poca responsabilidad y tomar, al tiempo, el pulso a la afición de Madrid o porque la empresa necesitaba un relleno de bajas aspiraciones económicas en el cartel.El ensayo de su vuelta no ha podido ser más desafortunado. A su lógica falta de sitio se ha juntado las dificultades; de sus toros, agrandadas por la pésima lidia que se les dió. El primero, descompuesto y gazapón, pasaba con bronco cabeceo 37 el torero no se paró en ningún momento. Tampoco supo o quiso ver las condiciones de su enemigo y lo mismo le ocurrió en el cuarto, todavía más descompuesto, al que no intentó darle la lidia de modo eficaz y correcto para suprimir los defectos del toro. Mal panorama se le presenta al reaparecido torero.

Plaza del Escorial

10 de Agosto. Corrida de Feria.Cinco toros de Salvador y Antonio Gavira, chicos, anovillados, broncos y de sospechosos pitones. En sexto lugar uno de El Campillo, de aceptable presencia, devuelto por cojo y otro de la misma ganadería, bien presentado y manejable. Tinin: pitos /Pitos. Ruiz Miguel: dos orejas / vuelta. José Luis Palomar: aplausos / oreja.

Las facultades de Ruiz Miguel le permiten andar suelto y fácil con género como el que tuvo ayer delante. EI segundo toro tomaba muy bien la muleta, pero el cabeceo propio de su invalidez deslucía la limpieza de las suertes. Pese, a todo, el gaditano consintió muletazos templados y al final, a fuerza de atragantones, terminó por dominar a su enemigo. En el quinto, el de mejor embestida de todo el encierro, construyó una faena de dos partes bien diferenciadas. La primera en el centro del ruedo, con reposo y largura, y otra con el toro agotado en tablas, encimista, ratonera y claramente dedicada a la galería. No hace falta decir que esta fue la parte que más gustó.

José Luis Palomar se peleó con el tercero, un toro manso y distraído y que al final se le entableró de modo irreductible. El triunfo le vino en el último, con el que estuvo dominador y muy seguro. Con las banderillas no consiguió ningún acierto y creemos que debe ir pensando en dejar los palitroques y dedicarse más a su faceta de torero mandón y poderoso .

Se comentó en el tendido el aspecto de los pitones de los Gavira. Esta sombra sospechosa de afeitado se hacía más verosímil para los aficionados que saben que esta ganadería ha sido ya sancionada por manipulaciones fraudulentas. Aparte de ello, los toros tenían muy poca presencia y era lógico que Ruiz Miguel y Palomar anduvieran con ellos sin problemas.

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