Tímido apoyo a la investigación
La decisión adoptada en el último Consejo de Ministros de apoyo a la investigación científica y técnica puede significar un despertar de la conciencia pública en torno a un problema de primera magnitud y la vuelta a prioridades incuestionables, peligrosamente arrinconadas en el olvido. El reconocimiento, sin embargo, no puede ser entusiasta, porque la cantidad asignada a la investigación es aún excesivamente modesta, pese a los indudables esfuerzos realizados por el actual titular de Educación, Federico Mayor Zaragoza, destacado investigador además. La inversión aprobada se sitúa en torno a los 16.000 millones de pesetas, pero su plazo de asignación es de vanos años, lo que reduce drásticamente la cuantía anual. Una ayuda de 1.800 millones se destina a dos centenares de proyectos presentados por universidades y otros organismos públicos; otros 1.000 millones se aplican a veintiséis planos concertados con empresas, y el programa más ambicioso, para él quinquenio próximo, con un coste total estimado superior a los 12.600 millones, centraría la investigación en cinco sectores concretos: microelectrónica, tecnologías ferroviarias, acuicultura, ingeniería genética. y física de alta energía.A finales de 1981, el entonces ministro de Educación y Ciencia, Juan Antonio Ortega, señalaba ante el Senado que "por el número y calidad de nuestros científicos, España está en condiciones de iniciar un importante despegue si se emprende una acción decidida, vigorosa y continuada, aunque actualmente la investigación científica española está muy por debajo del nivel que corresponde a un país de las características del nuestro". En efecto, España, con Portugal, figura a la cola de los miembros de la OCDE en gastos de investigación para el desarrollo en relación con el producto interior bruto. Alrededor del 0,3%, frente al 0,7%. de Islandia, el 0,8% de Italia, el 2%, de Francia y Japón, el 2,2% de Holanda y Alemania- y el 2,8% de Estados Unidos.
Aunque los datos se refieren a 1979, no parece que la relación haya variado de modo sensible. Desde el punto de vista de los recursos humanos, un censo elaborado por el efímero Ministerio de Universidades e Investigación incluye a unas 16.000 personas, integradas en medio centenar de entidades públicas y privadas, y que atienden a unos 150 centros especializados. La proporción entre personal investigador y empleo total era en la OCDE de 7,5% como promedio en 1975, y sólo de 1,2% en España.
15 de agosto
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