Nicaragua pide una moratoria de la deuda externa para los países pobres

Un llamamiento a todas las naciones, y especialmente a las industrializadas, para que se establezca pronto un nuevo orden económico internacional, ha constituido el eje de la conferencia regional que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para Iberoamérica y el Caribe ha celebrado en la capital de Nicaragua.En la conferencia se señaló que las formas de producción y comercio que imperan en el mundo están ya agotadas y que ello se refleja en el endeudamiento de los países pobres, que ya sobrepasa los 570.000 millones de dólares (casi 60 billones de pesetas) y no les permite, ni siquiera, pagar el servicio de la deuda.

Diversas delegaciones sotuvieron que los países industrializados están "prácticamente condenando al hambre a las naciones pobres". Agregaron que ello es así porque no es justo producir café, algodón, azucar, plátanos, carne y otros productos cada vez vendidos a precios más bajos, en tanto que se compran cada día más caras las importaciones y los bienes de capital.

El ministro argentino de Agricultura, Victor Hugo Santirso, fue uno de los delegados que más puntualizó sobre las injusticias del comercio internacional, subrayando que los países ricos, para solucionar sus problemas económicos, los trasladan a las naciones en desarrollo. Nicaragua, en su exposición oficial, pidió una moratoria de la gran deuda externa de los países pobres. La idea no sólo fue respaldada por la conferencia, sino quo la delegación de Costa Rica, por medio del ex-presidente, José Figueres, planteó que debería tratarse de una condonación de la deuda.

"Si la moratoria no es legitimada por los acreedores funcionará de hecho, ya que los países pobres no podrán pagarla", según el consenso de los delegados.

El director general de la FAO, Edouard Saouma, señaló que la gran explosión demográfica está por llegar, con un incremento de unos 500 millones de personas al finalizar el siglo. En vista de ello, advirtió que "la producción agropecuaria deberá responder a las altas tasas de crecimiento poblacional", y que los precios de los alimentos no deberán incidir "en el proceso inflacionista que daña principalmente a las clases más pobres".