La zorra y el dólar
Pasó el economista Milton Friedman, que nos le trajeron los liberales off/off listas aprovechando las fechas que dejaba libres la no venida del Papa Wojtyla. Pero el Papa de los Sagrados Tabernáculos del Dólar de Chicago/Año 30, no ha hecho el milagro que de él se esperaba: meter a Antonio Garrigues en las listas. El propio Garrigues me lo había dicho en conversación de amigos y así lo escribí:-Nuestro error ha sido traer a Friedman. Pedro Schwartz, que es e que saca a hacer pis la zorra o galga de Friedman, cuando la zorra se pasea por las áreas inflacionarias de la cartograria/Reagan, carece de la alacridad mental y personal de Antonio Garrigues para soltar la zorra, cuando muerde, y ahora ha montado una cacería de progres, intervencionistas, rojos, socialistas y teóricos anti/ Friedman, con algunas autoridades en la materia y algunos secuaces que cobran del presupuesto. Todo viene de que Rosa Luxemburgo dijo que el liberalismo económico es "la zorra en libertad en el gallinero en libertad" con todos los improbables riesgos para la zorra. Desde entonces, Friedman tiene una zorra, que es esa de la metáfora, como Paulov tenía un perro Lorenz una oca y otros tienen una hidra marxista y yo una gata melancólica, la Punkita. El friedmaniano de apellido escarpado ha soltado la zorra en el gallinero periodístico y político español, y va a haber que llamar a Icona para que le ponga a esta zorra/zorra su desayuno de estricnina. Como columnista progrediente" me identifico en un ejercicio de redacción de Schwartz, por el contexto y porque sólo yo he utilizado la feliz metáfora de la zorra y el gallinero, que el citado economista me adjudica, revelando así que lo ignora todo sobre la vida y la obra de Rosa Luxemburgo. Me lo dijo un día Luis Escobar en su casa:
-Mira, Umbral, yo soy analfabeto por culpa de Proust. Le descubrí de adolescente y no he vuelto a leer otra cosa. El catedrático PS corre peligro de volverse analfabeto en todo lo que no concierna a Friedman y su zorra. El economista progrediente, señor Schwartz, dice: "La primera impresión (que causa Friedman) es de afabilidad y sencillez". Ya estamos. El viejo truco personalista de la derecha. Ninguno de los críticos económicos de Friedman ha dicho que tenga mal carácter, encima. "Sus críticas van dirigidas a los errores en las creencias y teorías y no a las debilidades o defectos de las personas". ¿Y qué economista/Nobel sería el que anduviese por ahí llamando cojos a los cojos y chepuditos a los chepuditos? Friedman critica la mala gestión económica de los generales dictadores argentinos (me llaman esta mañana madres "huérfanas de hijo", de la Plaza de Mayo), y les señala cómo podrían haberlo hecho mejor. O sea, que el economista político no rechaza el sistema, sino que tiende a perfeccionarlo. A los economistas de Pinochet, en cambio, les felicita porque han aplicado acertadamente las normas de un sistema de libertad económica" (y porque fueron discípulos suyos en Chicago). Sólo a última hora les advierte que la libertad del dinero -¿qué libertad, qué dinero?- es fugaz sin la libertad política. Después de lo cual, nuestro progrediente catedrático ha paseado la zorra de Friedman por toda la geografía electoral de España, asustando a la basca: "El sistema capitalista tiene que ser aceptado por una mayoría convencida". Porque la zorra de Friedman habla, como las de Samanlego y La Fontaine. Es una zorra redicha, ultraconservadora y progrediente: "Hay que liberar el mercado de trabajo". 0 sea, más libertad de despido. Friedman trajo a España una zorra manchesteriana y Schwartz se la ha adulterado en zorra progrediente. Estos liberales pueden prostituir hasta la oca de Lorenz.
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