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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La familia en política

El tema de la familia va a ser central en esta campaña electoral: defensa crispada de la familia desde la derecha y ataques solapados a la familia desde la izquierda. El discurso del señor Lavilla es el primer aldabonazo. Y estas posiciones no se concretan sólo en las palabras, sino también en los hechos. La familia ha ocupado siempre un lugar central en la vida de los prohombres de derechas. No hay más que mirar al partido del Gobierno, la gran familia de UCD: casi todos sus barones o ministros son hijos, yernos, o sobrinos de ex barones ex ministros del régimen anterior, y hermanos, o cuñados, o primos, de otros barones o ministros (sobre todo ahora, cuando se está purificando de elementos espúreos o hijos de nadie, cuando Adolfo Suárez ha plantado su tienda a la intemperie y Rodolfo tiene preparada permanentemente la maleta). El señor Calvo Sotelo es sobrino del señor Calvo Sotelo y yerno del señor Ibáñez Martín y ha puesto a su cuñado, el señor Doménech, al frente del comité provincial del partido en Madrid; el señor Arias Salgado es hijo del señor Arias-Salgado y -yerno del señor Ruiz-Giménez; el señor Oreja Elósegui (descendiente de Orejas y de Elóseguis, amén de yerno ilustre) ha pasado la antorcha a su sobrino, el señor Mayor Oreja..., y así hasta el infinito. Los socialistas, que son unos descastados, aunque muy cucamente se abstengan de atacar de palabra a la familia, pasan de ella en los hechos. No conozco ni un dirigente del PSOE que sea ni hijo, ni yerno, ni sobrino de Prieto, o de Largo Caballero, o de Besteiro. Ahora están preparando su Gobierno y haciendo tabla rasa de 2.000 años de tradición, no seleccionan a los ministrables en función de quién es su padre o de quién es su suegro, sino en función de criterios, tan atípicos como su competencia técnica, o su voluntad política, o su honestidad personal. Qué tiempos, qué costumbres. Todo esto hiede a herejía, se inspira en la afirmación calvinista de que "cada cual es hijo de sus obras". Y ahí tenemos a Ciriaco de Vicente, que para tener acceso al Ministerio de Sanidad, en vez de casarse con la hija o la nieta del señor Arburúa, como cualquier postulante bien nacido, va el tío y Se convierte en un experto sanitario. Lo que constituye éticamente una aberración; estéticamente, una ordinariez, y lógicamente, una fuente de paradojas.Si los políticos se limitaran a ser lo que deben ser -hijos o yernos-, serían la que son y sería fácil identificarlos como políticos (esto es, como personas sin otros atributos que los de ser hijos o yernos).

El señor Nasarre se ha visto en la triste obligación de excluir a Ciriaco.de Vicente del universo de discurso al no poder identificarle ni como político ni como experto. O atajamos la marea socialista -encerrándonos en los prístinos valores de la familia- o acabaremos chapoteando en la mezcla, la promiscuidad y el contubernio.

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