Un posible vencedor: Felipe González

(...) Sintiendo próxima la victoria, González y compañía han montado una campaña moderada. Pese a la consigna del partido: "Por el cambio", las reuniones socialistas muestran poco fervor radical. No hay puños cerrados ni banderas rojas; tampoco se canta la Internacional como aconteció hace cinco años. (...) El líder del partido pronuncia discursos largos y explicativos, con las manos en los bolsillos, como un abogado de pueblo. El objetivo, dice un estratega socialista, es presentarse ante los electores con una campaña pedagógica más que teatral. (...) La campaña de Felipe trata de dar la impresión de calma y tranquilidad. (...)El propósito de sus rivales políticos es reducir la mayoría de los socialistas en el Congreso, obligándoles a formar una coalición con otros partidos, protegiéndoles de ellos mismos, como dijo un político conservador. (...)

Ahora, dicen jóvenes oficiales, los ultraderechistas esperan. Creen que ganarán los socialistas. No les hace felices y no aprueban un Gobierno socialista en España, pero saben que el Rey los aceptaría y la mayoría de ellos son monárquicos. (...) Los oficiales liberales piensan que el 20% de los oficiales son activos beligerantes ante la perspectiva de que los socialistas lleguen al poder. Están furiosos, pero esperarán diez o doce meses. Creen que deben esperar que aumenten los problemas económicos y que se acreciente la actividad terrorista. Entonces desencadenarían un golpe para salvar la patria. (...)

La moderación socialista ha conseguido atraerle numerosos electores. Esta moderación es obra personal de Felipe González. En 1979 propuso borrar la palabra marxismo del programa socialista y de su plataforma. (...)

Fue, sin duda alguna, una maniobra muy hábil y situó a los socialistas españoles en la corriente del socialismo europeo, a la derecha de los laboristas ingleses y de los socialistas franceses. (...)

21 de octubre