Constantin Chernenco, hombre de confianza de Breznev, próximo presidente del Presidium del Soviet Supremo
Constantin Chernenko, de 71 años, el hombre que era considerado como el más cercano al anterior líder soviético, Leónidas Breznev, será nombrado el próximo día 3 de noviembre presidente del Presidum del Soviet Supremo (Parlamento). A todos los efectos, este cargo equivale en la URSS a la Jefatura del Estado, si bien, en la mayoría de los casos, es ejercido de forma exclusivamente protocolaria.
Dos personas serían, pues, las encargadas de llevar adelante la Unión Soviética: el mencionado Chernenko y Yuri Andropov, que el viernes fue nombrado -con gran rapidez- secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).El protagonismo político de Andropov será, en cualquier caso, indiscutible. Cuando Breznev -que, desde 1964, era ya secretario general- pasó a ocupar en 1977 la presidencia del Presidium del Soviet Supremo, se consideraba, tan sólo, que agregaba a su cargo primitivo una función más, constituyéndose en el líder de la URSS que más títulos ha acumulado sobre sí.
Porque, de hecho, el hombre fuerte del Kremlin es aquel que domina el partido, lo que, por añadidura, supone también el mando sobre el aparato de Estado.
Chernenko y Andropov eran considerados rivales para la sucesión al liderazgo de la URSS. Según se venía comentando, al menos, en los mentideros periodísticos de Moscú. Con este reparto de cargos, parecen haber llegado ambos a un civilizado acuerdo.
La rapidez y la fluidez con las que se realiza la primera fase de la sucesión de Breznev confirman, de algún modo, aquellos rumores, desatados al final del verano, que afirmaban que el viejo líder -de no haber muerto- habría abandonado su cargo a finales de este año, aprovechando los nuevos homenajes que le serían rendidos con ocasión del sesenta aniversario de la formación de la URSS.
El nuevo pleno
Ayer, la agencia oficial Tass anunciaba oficialmente la celebración de un nuevo pleno del Comité Central del PCUS, mañana lunes como prólogo de la reunión ordinaria del Soviet Supremo, que este año se ha celebrado una sola vez, en lugar de dos, como es preceptivo, según la Constitución.El Soviet Supremo se reunirá el día 23, transformando lo que debía de haber sido un simple pleno ordinario en la reunión que, probablemente, designará a Chernenko como presidente del Presidum.
La sorpresa de ayer fue la reaparición pública de Andrei Kirilenko, de 76 años. Kirilenko desapareció políticamente de la escena soviética cuando su efigie no fue incluida entre las de los miembros del Politburó en las fiestas conmemorativas del 65 aniversario de la revolución bolchevique, celebradas la pasada semana.
Kirilenko fue considerado durante mucho tiempo como el más probable sucesor de Leónidas Breznev, cuya edad aventajaba en algunos meses. Pero el paso del tiempo jugó una mala pasada a Kirilenko, que terminó convirtiéndose en delfín demasiado viejo.
Al principio de este año, en Moscú se hablaba de la rivalidad existente entre Chernenko y Kirilenko. Este último comenzó a ir desapareciendo de diversas ceremonias oficiales, por lo que se creyó que estaba enfermo. Estos rumores sobre su supuesta mala salud eran también apoyados por fuentes oficiosas del Kremlin.
La 'muerte' de Kirilenko
Así, cuando la pasada semana su retrato fue excluido entre los de los demás miembros del Politburó se le consideró enfermo e incluso medio muerto. Así no es de extrañar que los corresponsales extranjeros en Moscú comenzaran a pensar en su fallecimiento -y no en el de Breznev- cuando el pasado miércoles la radio y la televisión de la URSS comenzaron a emitir música clásica.Ayer, sin embargo, Kirilenko reaparecía en la sala de columnas de la Casa de los Sindicatos de Moscú, lugar en el que se encuentra instalada la capilla ardiente de Breznev. Definitivamente se puede afirmar que el viejo delfín goza de cierta buena salud física, aunque haya muerto políticamente.
Porque el hecho de que no fuera a rendir tributo al cadáver de Breznev junto a los demás miembros del Politburó indica bien claramente que su carrera política ha finalizado ya definitivamente. La agencia oficial Tass ni tan siquiera informó de su paso por la capilla ardiente. Ahora, ni tan siquiera informó de su paso por la capilla ardiente. Sólo queda que un pleno del Comité Central -quizá el próximo- haga público su cese.
El anuncio oficial de la salida de Kirilenko del Politburó podría coincidir con nuevos nombramientos de titulares de este organismo que, según los rumores, tratarían de rejuvenecerlo para empujar hacia adelante la esperada política pragmática de Andropov.
Todo parece obedecer en Moscú a un guión detalladamente elaborado: desde el ceremonioso y algo apático orden con el que Ios soviéticos despiden el cadáver de Breznev hasta la marcha política de la transición. Es como si la muerte, tantas veces anunciada, del viejo líder hubiera facilitado un proceso ya previsto.
Vuelta a la normalidad
La televisión -poco a poco- comienza a ir aligerando la música sinfónica, iniciando el alivio de luto que prolonga la vuelta a la normalidad que se producirá después del entierro de Breznev, que se ultimará en la plaza Roja el próximo lunes al mediodía. Cada vez las piezas que pueden escucharse por la radio y la televisión poseen un ritmo más acelerado.A los funerales asistirán personalidades de todo el mundo, desde el Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, al líder de la OLP, Yasir Arafat. La delegación española estará presidida por el ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez Llorca.
El Partido Socialista Obrero Español, ganador de las últimas elecciones, estará representado por Elena Flores, y asistirán en representación del Partido Comunista de España Jaime Ballesteros y Manuel Romero Marín. La primera ministra india, Indira Gandhi y el ministro de Realaciones Exteriores chino, Huang Hua, junto con el vicepresidente norteamericano, George Bush, estarán presentes igualmente en los funerales.
Tono circunspecto
Entre música y música continúan los comunicados oficiales, que son leídos en tono menos circunspecto que al principio del duelo. Durante el tiempo sobrante, la televisión ofrece películas que ahora son más recientes -y, por tanto, menos solemnes- que las de los dos primeros días.Incluso se ha dado el caso de que ayer todos los habitantes de la Unión Soviética pudieron ver en sus pequeñas pantallas un viejo filme histórico-documental, presentado por el actor americano Burt Lancaster, en el que aparecían algunos rostros semiolvidados de la historia soviética.
El viejo José Stalin -escondido pudorosamente, más que atacado, durante la era Breznev- aparecía en esta película en un generoso primer plano. Pero esta no sería la única sorpresa. El predecesor de Breznev, Nikita Jruschov -desterrado por completo de la historia oficial en los últimos años-, también se asomaba tímidamente a los televisores de sus compatriotas. Puede ser una casualidad, o puede ser también que algo está empezando a cambiar.
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