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El secuestro de Miguel Ignacio Echeverría

Legazpia se moviliza por la vida de un nieto del fundador de la empresa

Los estudiantes de la Escuela de Ingenieros de San Sebastián, centro universitario donde estudia Miguel Ignacio Echeverría, hijo de uno de los propietarios de Patricio Echeverría y nieto del fundador de esa empresa, han convocado para hoy una manifestación de protesta por el secuestro del joven, hecho llevado a cabo el pasado lunes por un comando armado, presumiblemente de ETA Político-militar VIII Asamblea. También ha sido convocada otra manifestación para hoy en Legazpia, localidad donde se asienta la principal factoría de Echeverría, por representantes locales de los partidos PNV, PSOE, PCE, Euskadiko Ezkerra y las centrales sindicales CC OO, UGT, ELA-STV y LSB-USO, tras una reunión que mantuvieron ayer, de la que se ausentaron los representantes de Herri Batasuna y EMK (Movimiento Comunista de Euskadi).

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En Legazpia, la empresa Patricio Echeverría es conocida simplemente como "la empresa". De ella dependen directa o indirectamente el 80% de los habitantes de esta población, que suma 10.000 personas y está situada en la comarca del Alto Goiherri, a pocos kilómetros de Zumárraga, donde se encuentra Esteban Orbegozo SA, la otra gran empresa de la zona. Localizar a las fuerzas sindicales y ciudadanas del pueblo es un ejercicio teóricamente sencillo porque todos ellos, incluido el alcalde, trabajan también en Patricio Echeverría, "la empresa que ha creado todo un pueblo", como afirma con una espontaneidad que quisieran para sí los técnicos publicitarios, un viejo trabajador que ha visto a algunos de sus compañeros perder la vida en los hornos de esta empresa. "Tiempos duros, difíciles, de poco salario y peores condiciones de trabajo", añade con énfasis el viejo obrero de Patricio Echeverría.El secuestro de Miguel Ignacio, nieto del fundador, levanta comentarios de reprobación entre los vecinos de Legazpia. "Diga usted que eso del secuestro es un desastre y que aquí estamos todos en contra", afirma una vecina que se manifiesta a continuación dispuesta a participar en una eventual manifestación de protesta por el secuestro. Otras personas afirman compartir esta opinión que atribuyen igualmente a la gran mayoría de la población. "Por supuesto, aquí como en el resto de Euskadi, hay un sector que defiende este tipo de acciones, pero la realidad es que la gente está ya harta de violencias y empieza a rebelarse". "Cuidado", apunta un vecino, "ésto no quiere decir que estemos de acuerdo con todo lo que ha hecho Patricio Echeverría, que al fin y al cabo es una empresa, sino solamente estamos en contra del secuestro porque al pueblo de Legazpia no nos aporta nada como no sean más problemas".

El secuestro se vive, sin embargo, en Legazpia con un cierto distanciamiento, derivado del hecho de que la familia Echeverría reside desde hace años en San Sebastián y únicamente visitan la factoría, situada en un extremo de la localidad, sin mayor contacto con la población. Para algunos, la reacción del pueblo se explica por los servicios: viviendas para los trabajadores, colegios y un dispensario, creados por la empresa Patricio Echeverría en la propia Legazpia. "Es curioso, la gente valora ahora, en estos momentos de crisis, aquellas cosas que precisamente se criticaban hace unos años, cuando la empresa aparecía ante nosotros como algo que acaparaba todo", comenta un hombre relativamente joven que asegura que mucha gente acudirá a la manifestación, en el supuesto de que sea convocada. "Y eso", apostilla, "que Legazpia es un pueblo realmente reacio a las movilizaciones, sean del signo que sean".

Expediente de regulación

El secuestro ha coincidido con la negociación entre la dirección de Patricio Echeverría y los trabajadores, de un expediente de regulación de jornada que fue aprobado ayer tarde. en asamblea por 1.150 votos afirmativos, frente a 616. La negociación de este acuerdo y su aprobación por los trabajadores ha constituido un tema prioritario para el comité de empresa que se reunirá hoy mismo a lai nueve de la mañana para decidir su postura en torno al secuestro Los representantes de los trabaja, dores condenarán el secuestro coi toda probabilidad en duros términos y permanecerán a la espera de los acontecimientos.

La postura de los trabajadores de Patricio Echeverría difiere de la adoptada hace semanas por la plantilla de Esteban Orbegozo. De hecho, los obreros de la factoría de Legazpia viven el secuestro del nieto del fundador de la empresa con un mayor distanciamiento. El protagonista no es ahora un hombre mayor que vive en el pueblo, que acude puntualmente a la fábrica y que ha trabajado codo con codo con los obreros, sino el hijo de uno de los patrones, un estudiante que vive en San Sebastián.

La empresa, por otra parte, no parece encontrarse en una situación financiera desesperada, aunque igual que el resto de las industrias del metal, atraviese por un momento difícil. Esta postura no significa que los trabajadores ,hayan descartado movilizarse pero al mismo tiempo es significativa de la ausencia de esa relación directa, casi física, que existía entre Saturnino Orbegozo y sus propios empleados.

De los cuatro hijos varones del fundador, Patricio Echeverria, padre del secuestrado y Román, el más joven de los hermanos, son quienes visitan más a menudo la factoría de Legazpia a la que acuden, al menos, varias veces a la semana. Los otros dos hermanos, Cruz y José, visitan más esporádicamente la factoría que está dirigida por Julián Lasa, casado con una de las cuatro hijas del fundador.

Los compañeros de curso de Miguel Ignacio Echeverría han convocado para hoy a las 19.00 horas una manifestación para exigir la liberación del joven secuestrado que estudia primero de Ingeniería en la Escuela de Ingenieros de San Sebastián. Grupos de estudiantes recorrieron ayer las calles de la ciudad colocando carteles de convocatoria a la manifestación que partirá de la Plaza del Buen Pastor y discurrirá en silencio.

Los estudiantes repartirán a lo largo del día de hoy miles de panfletos llamando a la manifestación y exigiendo la inmediata puesta en libertad de Miguel Ignacio Echeverría, a quien sus compañeros presentan como un joven serio, discreto, nada extrovertido, pero capaz de granjearse numerosas amistades.

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