El partido, caja de resonancia de la acción de gobierno
El tema de las relaciones entre el Gobierno socialista y el partido que lo sustenta, el PSOE, ha sido la gran cuestión de fondo durante la práctica totalidad de la larga reunión celebrada este fin de se mana por el máximo órgano decisorio entre congresos de este partido, el Comité Federal. Ni fórmulas mágicas, ni siquiera soluciones han surgido de la reunión con relación a un punto que antes había consumido mucho tiempo en la discusiones de las agrupaciones locales y de la propia comisión ejecutiva federal.Las relaciones Gobierno-partido no figuraban, siquiera, en el orden del día oficial del comité federal. Pero uno de los miembros de cite órgano, un casi desconocido militante santanderino, hizo que se incluyese: el tiempo consumido en debates y deliberaciones demostró que es, en realidad, una de las piezas clave para el funcionamiento futuro del ejecutivo y el partido.
La cuestión de cuál debe ser el papel de un partido socialista que está en el poder, y no en la oposición, no es nueva en Europa. Entre otros lugares, se planteó en Francia -donde el partido actúa como aguijón del Gobierno, espoleándolo desde una cierta perspectiva crítica, al menos cuando habla alguna de las tendencias no mitterrandistas del PSF-; y se plantea ahora en España, donde no se quiere, en modo alguno, seguir el modelo francés y sí, más bien, algunos ejemplos nórdicos.
El PSOE parece decidido, y así se insinuó en las sesiones a puerta cerrada de este comité federal, a mantener la identidad entre el secretario general del partido y el jefe del Gobierno, cargos que recaen sobre la misma persona, Felipe González. A la vez, se pretende que el partido no actúe como plataforma crítica o fiscalizadora de la labor gubernamental. En Francia, la separación formal entre el Ejecutivo y el partido es mucho más radical, incluso respecto a los dirigentes de ambos.
El planteamiento español conduce a una cierta ambigüedad en la actuación del presidente del Gobierno-secretario general. Felipe González asistió apenas a hora y media de las catorce que duraron las sesiones del comité federal Desde su toma de posesión, ha faltado a varias reuniones de la ejecutiva y ha delegado funciones de representación en el presidente del partido, Ramón Rubial. Paralelamente, González trató, en su informe de gestión, presentado el sábado ante el comité, de deslindar por completo los campos partidario y gubernamental.
En estas condiciones, la solución adoptada parece algo frágil. El vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del partido, Alfonso Guerra, está tratando de actuar como eslabón personal entre ambas instituciones. De esta forma, se trata de evitar la creación de un órgano de enlace entre Gabinete y partido, órgano que en otros países no se ha mostrado operativo, pero se confía todo el éxito a una labor aislada.
Por otro lado, el PSOE parece haber asumido sin mayores reticencias un papel de apoyo incondicional a las tareas del Gobierno. Así se muestra a través de un comunicado emitido ayer por el comité federal, en el que se expresa una total adhesión "en la ingente tarea que el Gobierno ha iniciado en circunstancias especialmente difíciles" referencia esta última a los ataques anteriores a que se cumplan los primeros cien días de mandato socialista). "El Comité Federal garantiza al Gobierno la ayuda y colaboración del PSOE y expresa el impulso de toda la organización del partido en la responsabilidad de una efectiva política de cambio. Expresa su confianza en la idoneidad y capacidad del Gobierno para desarrollar adecuadamente la política de sanemiento moral y de modernizacion política, económica, social y cultural, masivamente respaldada por los ciudadanos que otorgaron su voto al PSOE". En estas condiciones, el papel que se atribuye al par tido sería, según dijo un dirigente socialista, el de fortalecer la imagen del PSOE en la sociedad.
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