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Escasas posibilidades en la República Federal de Alemania para Hans-Jochen Vogel y los socialdemócratas

La noche del viernes concluyó la campaña electoral en la República Federal de Alemania con grandes mítines finales de todos los partidos. El socialcristiano bávaro Franz-Josef Strauss (CSU) reunió 13.000 personas en la Marienplatz de Munich. El canciller democristiano Helmut Kohl (CDU) cerró su campaña ante 4.000 personas en su distrito electoral, en Ludwigsbafen. El presidente liberal, Hans, Dietrich Genscher, se refugió en su distrito electoral de Wuppertal. Los socialdemócratas (SPD), con sus tres primeras figuras, Willy Brandt, Helmut Schmidt y el candidato Hans-Jochen Vogel, atrajeron unas 8.000 personas a su mitin final en Essen.

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El SPD es un partido con tradiciones que se respetan. El mitin final se celebró en Essen, en plena cuenca industrial del Ruhr, uno de los baluartes de la socialdemocracia. El entusiasmo no se desbordó como si las bases del partido estuviesen ya resignadas ante la derrota anunciada para mañana, domingo.El escenario previsto para el mitin está decorado de un rojo que hiere la vista, un color que había desaparecido en los últimos tiempos en las reuniones del SPD. Un letrero enorme proclama: "En interés de Alemania, Hans-Jochen Vogel. SPD". La sala se llena, unas 8.000 personas, pero no llega a rebosar. Una chica ameniza la espera. Se presenta como española y mexicana, con bellos muslos, y trata con poco éxito de animar al público a corear sus canciones. Sólo lo consigue con el Que viva España.

Los gemelos Hein y Oss tocan una marcha minera, y el desfile de los líderes del SPD hasta llegar al estrado dura cinco. minutos. La sala reacciona con entusiasmo por unos momentos. Vogel ha realizado un maratón increíble de 150 mítines en toda la campaña, en los que habló directamente a medio millón de personas. El candidato está agotado y ese agotamiento se refleja en su actitud de esforzarse para repetir con convicción las frases de su discurso electoral estándar.

El barómetro de los aplausos con que son acogidos los políticos registra la popularidad del ex canciller Schmidt, que fue aplaudido durante cuarenta segundos. Vogel sólo alcanzó 35; Willy Brandt, 18, y el presidente del Gobierno de Renania del Norte y Westfalia, Johannes Rau, quince segundos.

Brandt denuncia las calumnias contra los socialdemócratas y las "injerencias extranjeras" en la campaña. Desde Washington llegaron con frecuencia declaraciones de clara simpatía por el actual canciller, Helmut Kohl, y desconfianza hacia Vogel y el SPD.

El presidente socialdemócrata acusa a los democristianos de sembrar la desconfianza de Polonia, las amenazas de "huelga de inversiones" y los miles de millones destinados al armamento, mientras millones de seres humanos. pasan hambre. El ex canciller Schmidt se reservó mucho en la campaña electoral, menos de veinte mítines. Por motivos de salud. según las fuentes del SPD, pero otros suponen que no está de acuerdo con la línea que sigue el partido y también se cree que no quiere perder prestigio en una causa perdida.

Schmidt no ha perdido nada de: su brillante retórica y sus dotes, histriónicas, no vacila en recurrir a. la demagogia para calificar a Kohl, como "un hombre de buenas intenciones, pero un ingenuo que no, entiende de esto". Schmidt desprecia a su sucesor, a quien considera incompetente.

Los ataques de Schmidt se centran también sobre los liberales y el ministro de Economía: "El conde entiende quizá de seguros de vida y de financiación de los partidos, pero no de la crisis de la siderurgia". El ex canciller califica de "coalición reaccionaria de derechas" al actual Gobierno. Schmidt dice que votar a los verdes es perder el voto. Los socialdemócratas apuestan por una victoria en solitario, en la que pocos creen.

Vogel insiste en sus posiciones conocidas sobre la necesidad de una contrapropuesta norteamericana en Ginebra y pide al votante un mandato para hacer todo lo posible para convertir en superfluo el estacionamiento de los nuevos cohetes atómicos. Las últimas palabras de Vogel se refieren a los 140 años de tradición del SPD, "un partido que nunca inició una guerra y resistió a las dictaduras de derecha e izquierda". El candidato recuerda las palabras de Otto Wels en el Reichstag, cuando se votó la ley de plenos poderes a Hitler, hace cincuenta años: "Nos pueden quitar la libertad e incluso la vida, pero nunca el honor".

El SPD produce la sensación de un partido que se refugia en su pasado y que lucha en una batalla perdida.

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