Victorias conservadoras en la RFA y Francia
La derecha europea, y con ella Estados Unidos y la Alianza Atlántica, recibieron ayer un alentador espaldarazo con los resultados de las elecciones legislativas en la República Federal de Alemania (RFA) y municipales en Francia. La Cancillería de Bonn quedará en manos de la Democracia Cristiana, en alianza con los liberales, mientras que la oposición neogaullista y liberal francesa obtuvo mayoría absoluta en la primera vuelta. Trece años de socialdemocracia quedan enterrados en la RFA con la victoria arrolladora del canciller Helmut Kohl. El giro a la derecha quedó, no obstante, compensado por la permanencia de los liberales de Hans Dietrich Genscher y la entrada en el Bundestag de los verdes de Petra Kelley, quienes han pasado a ser los cuartos integrantes del arco parlamentario de la RFA.
Un 51,5% de los franceses votó a la oposición de derechas
La oposición conservadora (neogaullistas y liberales) obtuvo ayer, a falta de la segunda vuelta, la mayoría absoluta de sufragios en las elecciones municipales francesas, menos de dos años después de la aplastante victoria socialista que llevó a François Mitterrand a la presidencia de la República. Es de destacar el alto índice de participación, en torno al 80%, que supone un récord absoluto respecto a anteriores comicios municipales.La derecha consiguió, según las estimaciones de anoche, la confianza del 51,5% del electorado, frente al 46,5% de la izquierda. Ecologistas y otros partidos pequeños no pasaron del 2%. Las dificultades que encontraron en Marsella el ministro Gaston Defferre y en Lille el primer ministro, Pierre Mauroy (ambos deben acudir a la segunda vuelta), son signos de carácter político que parecen traducir el descontento de parte del electorado con la gestión del Partido Socialista Francés. El alcalde saliente de París, Jacques Chirac, ha sido holgadamente reelegido, ya en esta primera vuelta.
En dieciséis de los veinte distritos de la capital han resultado elegidos alcaldes de derecha (neogaullistas o giscardlanos) y no se descarta una victoria final de la oposición en todos los distritos.
Los resultados conocidos a primeras horas de esta madrugada configuran una derrota de socialistas y comunistas que el próximo domingo, en la segunda vuelta, puede convertirse en catástrofe o mantenerse en ese plano de fracaso relativo. Ayer ya fueron elegidos, por mayoría absoluta en la primera vuelta, alrededor de 105 alcaldes de grandes ciudades. La izquierda perdió unos veinte.
En las últimas elecciones municipales, en 1977, la izquierda había ganado 61 de las 221 grandes ciudades francesas, de más de 30.000 habitantes. El propio presidente, Frangois Mitterrand, dejó entender con anterioridad al voto de ayer que si la mayoría gobernante perdía más de treinta de estas ciudades, ello significaría una advertencia seria para la Administración socialista. Según cálculos anticipados, a la vista del escrutinio de la primera ronda se calculaba ayer que la mayoría socialista-comunista podría perder, al final de las dos rondas electorales, entre 45 y 55 grandes ciudades.
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La derrota la primera ronda de elecciones municipales abre un periodo difícil para la Administración socialista
Viene de la primera páginaLa batalla de París se ha resuelto, desde la primera vuelta de ayer, por una victoria aplastante del alcalde saliente, Jacques Chirac. En dieciséis de los veinte distritos de la capital, los concejales chiraquistas o giscardianos, ya consiguieron la mayoría en el escrutinio de anoche. Tras el nuevo estatuto que el Gobierno elaboró el año pasado para las tres grandes ciudades francesas (París, Marsella y Lyon), con el fin esencial de recortar el poder "absolutista y desmesurado" del alcalde de la capital de Francia, el desafío de Chirac consistía en ganar en los veinte distritos. En los cuatro pendientes del escrutinio de la segunda ronda, la posición ventajosa de los candidatos favorables al alcalde, hace prever que Chirac puede salir victorioso de ese desafío que convertiría a Chirac en rey de París.
El ministro de la Cultura Jack Lang, la ministra de la Juventud y de Deportes, Edwige Avice, el primer secretario del Partido Socialista, Lionel Jospin, el diputado y hombre de confianza de Mitterrand, Claude Stier, todos ellos candidatos a concejales por París ya fueron eliminados ayer. El candidato socialista a la alcaldía, Paul Quiles, tiene que competir en la segunda ronda, pero en posición no muy favorable frente a Alain Juppé, el calaborador económico más cercano a Chirac.
Las últimas cifras conocidas anoche indicaban que en el plano nacional la izquierda ha perdido aproximadamente algo más del 4% de sus electores respecto a los resultados de las anteriores municipales del año 1977. Y si se compara el escrutinio de ayer con el que hizo presidente de la República a Mitterrand en mayo de 1981, la izquierda ha perdido algo más de seis puntos. Al margen de la importancia local de estos comicios, el cambio de tendencia manifestado por los franceses abre un período nuevo y no fácil para el poder político de la izquierda.
El acontecimiento más significativo de la tendencia favorable a la oposición conservadora-liberal, y de su claro significado político, es el que ofrece una de las tres grandes ciudades del país: Marsella, de la que es alcalde el ministro del Interior y de la Descentralización, Gaston Defferre, desde hace treinta años. Defferre es un hombre clave del entramado político de la actual mayoría, y un alcalde símbolo de la Francia socialista.
La posición de Defferre
Su posición, al final de la primera vuelta, se presenta delicada frente al candidato de la derecha, Jean. Claude Gaudín. Deferre. y Gaudín se encontraban ayer empatados, con el 46% de los votos cada uno de ellos. Otra lista de la derecha sumó el 6%, lo que teóricamente quiere decir que Gaudín podría ser el ganador de la segunda vuelta.
El primer ministro, Pierre Mauroy, en Lille, ciudad de la que es alcalde saliente, también ha empatado con su contrincante gaullista.
Ambos recogieron el 45% del electorado. Su posición no es fácil, pero se cuenta con su victoria en la segunda ronda. Por el contrario, en casi toda la comunidad urbana de Lille, integrada por las ciudades del norte del país, la derecha ha ganado en la mayoría o se ha colocado en postura favorable.
La tendencia desfavorable al socialismo a la francesa se ha evidenciado igualmente en otras grandes ciudades valoradas como símbolos políticos. Nantes, Reims, Saint Ettienne, todas ellas gobernadas por socialistas y comunistas, han pasado o pasarán a la derecha.
El caso de la segunda gran ciudad francesa, Lyon, concierne en la práctica únicamente a la derecha. La oposición se ha presentado dividida, contrariamente al duelo derecha-izquierda, que ha caracterizado el conjunto de la batalla electoral.
El saliente, apoyado por los giscardianos, Francisque Collomb, se opone al gaullista, Michel Noir. Cada uno de ellos giraba anoche alrededor del 33% del electorado, lo que cabe suponer que, de unirse en la segunda vuelta les bastará para afrontar con holgura al candidato socialista.
Masiva participación
La campaña electoral, acabó agotando a los franceses y al mundo político, pero ayer, de manera fulgurainte y silenciosa, Francia entera (un 80% del electorado) se recogió para emitir un voto que era muy importante, en el plano local y en el nacional. Por primera vez, todo el cuerpo electoral galo acudía a las urnas iras la victoria socialista de 1981. Al mismo tiempo que se elegían los alcaldes era, en consecuencia, una ocasión para que el país manifestase su opinión respecto a la gestión del socialismo a la francesa. En los últimos comicios del mismo género, en 1977, la participación alcanzó el 78,8%.
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