Christine Keeler cuenta, 20 años después, su versión del escándalo Profumo
Keeler hizo estas explosivas declaraciones ante las cámaras de televisión con motivo de la aparición de su libro Nothing but.... " Durante veinte años -explicó- he sido una especie de recorte de periódico. Nunca he podido decir lo que yo quería o pensaba.Otras personas escribían libros, basura y mentiras sobre mi vida. Ahora soy yo quien cuenta la verdad".Christine tiene 41 años, está divorciada y vive con un hijo pequeño en un apartamento propiedad del ayuntamiento. Sus únicos ingresos son la pequeña pensión que le pasa la Seguridad Social. Cuando conoció a John Profumo era una joven modelo bastante agraciada: "Yo era entonces sólo una chica joven que daba vueltas. Eso es todo. No lamento mi vida".
"Mi relación con John Profumo duró sólo un mes y era puramente sexual. Nunca hablamos de política, entre otras cosas porque a mí entonces no me interesaba nada", afirmó Keeler. Según Christine, tampoco tuvo nunca oportunidad de hablar de política con el agregado naval soviético Eugene Ivanov. "No llegamos a ser amantes, sólo nos acostamos una vez y nunca me sentí ligada a él". Ivanov, que según el Servicio Secreto británico trabajaba para la red de espionaje militar de la URSS, abandonó Inglaterra a toda prisa cuando el escándalo estalló.
El único espía de verdad en todo el caso Profumo fue, según Keeler, Stephen Ward, el médico osteópata, mimado por la alta sociedad inglesa, que le presentó al ministro de la Guerra y le animó para que iniciara una relación con él. Ward, que fue acusado de proxenetismo, se suicidó durante el juicio, sin que nunca llegara a saberse de verdad cuál fue su papel. Según un libro sobre el caso Profumo publicado recientemente (A matter of Trust, de Nigel West), Ward era un doble agente que trabajaba para los británicos relacionando a funcionarios soviéticos con algunas de sus amistades femeninas. Ward se habría suicidado cuando el Servicio Secreto inglés se negó a sacarle del escándalo Keeler. Según West, el Servicio Secreto británico pretendía comprometer a Ivanov, yerno del presidente de la Corte Suprema de la Unión Soviética, a través de Christine Keeler. Hasta ese momento se había creído que la ex modelo y el agregado naval ruso se habían encontrado repetidas veces a solas. El hecho de que Ward trabajara en aquel momento para el M-15 (siglas de los servicios britanicos) justificaría el que nadie actuara inicialmente contra Profumo o Keeler, pese a conocer su relación desde el primer momento.
Las últimas revelaciones de Christine echan por tierra todas estas teorías, caso de ser ciertas. La ex modelo niega esta versión de los hechos y afirma que Ward era exclusivamente espía soviético. Según sus declaraciones, Profumo habría sido sacrificado sin piedad por el M-15, dejando que la opinión pública se ensañara con él cuando sabían perfectamente que Ivanov no había recibido ninguna información secreta a través de la ex modelo.
Christine guarda un buen recuerdo del ex ministro, aunque se negó a volver a verle después del juicio. "Él quiso ponerse en contacto conmigo algún tiempo después, pero yo no quise. Le dije que ya me había causado bastantes problemas". Sin embargo, recuerda que cuando la relación comenzó se sintió fascinada por él. Profumo, casado con una conocida actriz inglesa, Valerie Hobson, abandonó completamente la política y se dedicó a obrás de caridad.
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