Esperanzas de un acuerdo para la retirada de todas las tropas extranjeras de Líbano
La Administración norteamericana del presidente Ronald Reagan está llevando a cabo una ofensiva diplomática en Oriente Próximo con el objetivo de sacar del punto muerto en que se encuentran las negociaciones entre representantes de Líbano e Israel para- conseguir una retirada de todas las tropas extranjeras estacionadas en territorio libanés (israelíes, sirias y de la Organización para la Liberación de Palestina).
, Reagan recibió al ministro israelí de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, y también se entrevistará con su homólogo libanés, Elie Salem. Este último manifestó que había "progresos» al término de su reunión con el secretario de Estado, George Shultz. Sin embargo, permanece el grave problema del conflicto para determinar si las fuerzas militares de Líbano, hasta hace poco divididas, son capaces o no de garantizar la seguridad en la frontera sur con Israel.Salem considera, "injustificado el temor de Te¡ Aviv de que Líbano no pueda guardar la paz en sus fronteras. "Los libaneses somos ahora capaces de controlar todo nuestro territorio, dijo Salem "Hay un absoluto consenso", añadió, "entre el Ejército y el Gobierno, como demuestra el que la única zona con tranquilidad y paz en Líbano es la controlada por nuestro Ejército".
El secretario de Estado norteamericano, Shultz, por primera vez directamente involucrado en el asunto, se entrevistó con los dos ministros. De las conversaciones ministros. ha desprendido que una fuerza multinacional podría garantizar las fronteras de Israel con Líbano hasta la conclusión de un acuerdo de paz definitivo en Oriente Próximo.
"Las conversaciones han sido muy buenas", afirmaron fuentes del Departamento de Estado al término de la segunda ronda de conversaciones ministeriales sobre el asunto de Líbano.
Sin embargo, hay un predominio de la cautela a la hora de valorar los resultados definitivos. No en vano se llevan consumidas diez semanas dé fracaso en las conversaciones para una retirada de Líbano de los 30.000 soldados israelíes, otros tantos sirios y unos 7.000 palestinos.
De la - retirada de los soldados israelíes, sirios y palestinos de Líbano depende; por otra parte, la integración de Jordania en la mesa de negociaciones propuesta por el presidente Reagan en su plan de paz para Oriente Próximo, basado en la creación de una confederación jordano-palestina, bajo soberanía de ambas, en la Cisjordania ocupada por Israel desde el conflicto de 1967.
"Traemos nuevas ideas", dijo en Washington el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Shamir. Pero Tel Aviv se resiste a una retirada completa del territorio de Líbano, alegando que el Ejército libanés no está todavía en condiciones de garantizar la seguridad en la frontera entre Líbano e Israel.
Por otra parte, la delegación enviada a Washington por el presidente de Líbano, Amin Gemayel, dirigida por el ministro de Asuntos Exteriores, Salem, y por el ex primer ministro Saeb Salam, recordó que su país quiere la "retirada total" de todas las tropas extranjeras estacionadas en Líbano.
Retirada gradual
Estados Unidos pide "flexibilidad" y propone una fórmula de retirada gradual de soldados israelíes, sirios y palestinos de Líbano. A manera de contrapartida, Washington ofrece garantías a Tel Aviv y la posibilidad de instalar una fuerza multinacional pacificadora en la zona- sur de Líbano, con participación de unos 4.000 soldados norteamericanos, británicos, franceses e italianos, lo que representaría una extensión de la fuerza pacificadora que actualmente opera en la .zona de Beirut. El Pentágono, por su parte, lanza también la oferta de garantizar la seguridad de Israel con la creación de instalaciones militares allí, idea que lúe rechazada firmemente por el primer ministro israelí, Menájem Beguin.El tema también levantó suspicacias entre los países árabes, que temen la instalación de bases militares norteamericanas en el área bajo pretexto de pacificar el histórico conflicto árabe-israelí.
En cualquier caso, es evidente que Reagan quiere forzar una solución para Oriente Próximo sin dejar que se deteriore la tensa situación en el área. Ronald Reagan se concede como calendario hasta la elección presidencial en Estados Unidos, para noviembre de 1984, en la que tiene un papel destacado el importante condicionante del voto norteamericano de origen judío.
Reagan desea acelerar la negociación, aprovechando, por otra parte, la mayor flexibilidad que puede dar a la política israelí la reciente dimisión del ministro de Defensa, Ariel Sharon -consecuencia de la matanza de los campos palestinos de Sabra y Chatila en Beirut-, y la llegada a la cartera de Defensa del ministro Moshe Arens, antiguo embajador de Israel en Estados Unidos.
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