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Unos noviIlos con movilidad

Los novillos que se lidiaron ayer en Las Ventas eran ligeros de patas, incansables en la carrera y veloces en la embestida. Como se anuncian con el nombre de Camaligera, podíamos hacer un fácil juego de palabras y decir que en Camaligera hay ligereza o algo por el estilo. Lo que no hay en Camaligera es bravura, porque los cinco novillos mansurronearon bastante. El primero se fue suelto de las varas y reculó y buscó los tableros durante la faena de muleta. El tercero, que fue muy flojo, escarbó incansable y tercamente. El sexto coceó a los caballos y se descompuso en banderillas, por culpa de la mala actuación de los peones. Pero todos corrieron mucho.El novillo de Marín Marcos, lidiado en quinto lugar, fue bueno. Embistió con prontitud y largura, y pudo deparar un éxito al torero. La inexperiencia de Santiponce, que fue su antagonista, impidió que el bicho se fuera sin orejas al desolladero.

Plaza de Las Ventas

19 de marzo.Cinco novillos de Camaligera, mansurrones, bien armados, con movilidad. En quinto lugar un novillo de Eugenio Marín Marcos, que dio muy buen juego. Fermín Vioque: palmas y pitos al saludar. Silencio. Pedro Santiponce: silencio. Ovación. Emilio Oliva: Palmas. Silencio.

Frente a los ágiles Camaligeras se pusieron dos novilleros ya conocidos del público de Las Ventas y un,debutante. Los tres estuvieron con dignidad y los defectos que a veces exhibieron son disculpables, si se tiene en cuenta que se trata de novilleros con no mucho bagaje profesional. Los tres tuvieron mucha voluntad, deseos de hacer las cosas bien y valor evidente.

Fermín Vioque ha dejado atrás la inconsciencia que le hacía atropellar la razón y salir volteado. Ayer se nos presentó no exento de coraje, pero más reposado y maduro. Lo malo es que no apunta mucha calidad y lleva camino de convertirse en un torerito vulgar, como hay tantos en el escalafón. Su primer novillo fue el mansote reculón y no supo plantear la faena que las condiciones del astado exigían. En el cuarto se embarulló con el capote, banderilleó muy mal y estuvo ratonero y sin mando frente a un novillo que embestía. Si hubiera rematado los muletazos, dando salida al novillo, hubiera lucido más.

Con más sentido del toreo y más maestría en el planteamiento de las faenas estuvo Pedro Santiponce. Tiró muy bien de segundo novillo en los comienzos de su faena, construida sobre la mano derecha, porque el novillo buscaba y se frenaba por el pitón izquierdo. Lo mismo hizo en el quinto, al que también aguantó con coraje. Su actuación puede calificarse de meritoria, con algunas desigualdades.

Tuvo mala suerte el debutante Emilio Oliva con su lote. Su primer novillo fue muy flojo y el muchacho lo aliñó con buenas maneras. El sexto le vino grande en todo momento.

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