Almunia 'recorta' a González
Cuando el pasado lunes el presidente del Gobierno, en su conferencia de Prensa de los cien días, habló de la flexibilización de la contratación laboral, sólo podían pasar dos cosas: que previamente hubiera dado instrucciones a su ministro de Trabajo para que días después precisara los límites y redujera el alcance de su reflexión o que no imaginara que la reacción de Almunia hiciera precisiones que vinieran a desvirtuar en la práctica el sentido que cabía esperar del realismo de Felipe González con respecto al complejo asunto de la contratación temporal.Como no cabe un juicio de intenciones que ponga en duda la sinceridad del presidente, habrá que rechazar la primera hipótesis y concluir que el presidente del Gobierno pensaba en la flexibilización del empleo con todas sus consecuencias, sin reservarse, a efectos de imagen pública, el brillante papel de vendedor de esperanzas para hacer recaer sobre el responsable del área laboral de su Gabinete la antipática tarea de frenar las ilusiones y establecer topes que reducen enormemente, a efectos prácticos, la trascendencia de una decisión política. Pero como es difícil imaginar que el ministro de Trabajo pueda hacer oídos sordos a una sugerencia del propio presidente del Gobierno y se atreva incluso a descafeinar un proyecto, anteponiendo criterios sindicales y de partido a razones de Estado y de Gobierno, habrá que convenir que, cuando menos, resulta sorprendente y desorientador el informe presentado ante el Senado por Almunia tan sólo tres días después de la conferencia de Prensa presidencial.
No será inútil recordar que Felipe González dijo textualmente que hay que estudiar mecanismos de flexibilización de la contratación en base a una reflexión. La reflexión es fácil: para un joven de veintiún años sin empleo es mejor tener la oportunidad de trabajar seis meses que estar soportando seis meses sin trabajar", y a ello añadió: "Si existiera la posibilidad, incluso con subvenciones, de flexibilizar las técnicas de contratación, el Gobierno tendría que afrontar eso, y afrontarlo con decisión". Y sobre el mismo tema terminó diciendo: "Creo que eso es lo que más empleo podría generar. Pero hay que hacerlo en base a la convicción de las fuerzas sociales de que eso es bueno. Es mejor eso que poner trabas y que el empresano no se atreva a contratar". (...)
Pues bien, Almunia le ha apresurado a precisar que "la contratación temporal se considera como un recurso a utilizar en tanto persistan las actuales circunstancias, favorecerá la conversión de contratos temporales en definitivos y establecerá garantías para impedir la eventualización de las plantillas, de modo que no se estimule la situación de la contratación indefinida por la temporal".
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