"Pensamos que la Administración se ha equivocado y ha tenido que dar marcha atrás en sus planteamientos iniciales"
Los trabajadores y los vecinos de Puerto de Sagunto han protagonizado movimientos de protesta masivos y, el pasado 18 de marzo, unas 20.000 personas llegaron a retener durante algo más de diez horas a De Lucía en el interior de la casa gerencia de AHM. El presidente de la empresa pudo salir al exterior después de haber. anulado la orden de reducir en un 20% la producción de los hornos altos y el plazo que había dado ese día por la mañana para que los trabajadores la cumplieran.Se ha hablado, en algún momento, de sovietización de la siderúrgica saguntina porque, por ejemplo, el comité de empresa llegó a dar órdenes sobre la producción, que han sido acatadas por los trabajadores. Hoy, en las puertas de la práctica totalidad de los comercios del Puerto de Sagunto hay unos carteles en los, que se puede leer "No a la muerte de un pueblo. Defendámonos".
Miguel Campoy, militante, de base de Comisiones Obreras y pre sidente del comité de empresa de AHM -que cuenta con dieciocho miembros de CC OO y once de UGT- es un trabajador de 37 años de edad, vinculado desde los catorce años a AHM y cuyos padre y abuelo también han sido empleados de la siderúrgica. Fue él quien el 4 de,febrero, tras conocer la orden de la dirección para que el horno número dos se cerrase, convocó a los partidos políticos y las asociaciones ciudadanas en la plaza del Ayuntamiento para exponerles la situación. Desde entonces, la oposición a cualquier medida que se pueda entender como un primer paso para cerrar instalaciones en la factoría ha sido unánime.
"Pensamos que la Administración se ha equivocado y ha tenido que dar marcha atrás en sus planteamientos iniciales", dice Campoy. "Y eso ha sido así porque aquí los trabajadores, los partidos políticos, las centrales sindicales, las asociaciones culturales, el comercio y hasta incluso los compañeros del PSOE y la UGT están en la piña que hoy es Sagunto.
En algunos círculos de la dirección del PSOE valenciano, que ha mantenido una postura alnbigua ante.el problema, probablemente para no entrar en contradicción con el Gobierno, se dice que el movimiento generado en Sagunto es sospechoso porque, por ejemplo, engloba en un mismo empeño a AP y la extrema izquierda.
La batalla por el TBC
"Yo sólo digo", señala el presidente del comité de empresa, "que antes de las elecciones había un plan de viabilidad de la siderúrgia, del que tengo copia, firmado por el Gobierno de UCD, el PSOE, el PCE y el Consell del País Valen ciano, en el que estaba previsto el mantenimiento de la siderúrgica y que, al menos a nivel local, el PSOE siempre ha defendido la instalación de un tren de bandas en caliente (TBC) en Sagunto. Es evidente por qué las nuevas posturas de la Administración han provocado estas reacciones"."Ha habido muchos informes sobre la rentabilidad, la viabilidad y el futuro de la siderurgia y se ha dicho que era Sagunto la ubicación ideal para un nuevo TBC. Así se dijo en un informe suficientemente conocido". Quizás por ello, las reacciones de la multitud han sido especialmente tensas, lo que reconoce el presidente del comité. "Se ha llegado al límite del control. Aquel día había que decir a los trabajadores que si pasábamos esa barrera podía ocurrir algo que nadie quería.. Debe quedar claro que los trabajadores de Sagunto no han declarado la guerra a nadie y menos a la Administración socialista". Preguntado sobre cuál es ese límite, Campoy señala: "En lo concreto hubiera sido que, teniendo en cuenta la actitud del comité de empresa, hubiésemos abandonado y hubiésemos dejado que ciertos sectores atacaran el Palacio de Inviemo".
No hubo 'sovietización'
Acerca del presunto proceso sovietizador que se habría producido al tomar el comité de empresa en la práctica la dirección de la factoría, el líder sindical rechaza esta calificación. "Lo que ocurre es que hay unos hechos objetivos. Ante la alternativa que planteaba la presidencia de reducir la producción de los hornos altos, como no nos convencía, acordamos primero en asamblea reducir la producción global de la factoría con una huelga de trabajo lento"."Cuando se planteó que esta accion no daba los resultados apetecidos, el comité aprobó por unanimidad que había que soslayar la autoridad imperante en ese momento y proceder a ejercitar lo que los trabajadores habían aprobado en asamblea: volver la producción al régimen normal e incumplir la reducción. Eso dio lugar a una situacion no muy frecuente en la historia del movimiento obrero de este país. Son decisiones que se podrían calificar de históricas y se enmarcan en lo que se puede definir como acciones que suele llevar a la práctica el mundo del trabajo cuando siente perjudicados sus derechos". "Pero", puntualiza Campoy, "en ningún momento el comité intentó montar un soviet. Respetamos al Gobierno socialista porque está respaldado por la Constitución y es el del partido salido de las urnas, y eso lo tenemos en cuenta. Cualquier acción desestabilizadora contra el Gobierno para mí sería tanto como pretender engañar al pueblo".
Lo que ahora preocupa a los trabajadores, de AHM y a los saguntinos en general son los próximos meses, una vez que el ministro de Industria y Energía, Carlos Solchaga, y el propio presidente del Gobierno, Felipe González, han reiterado que todavía no hay ninguna decisión firme sobre la siderúrgica de. Sagunto.
"El pueblo sabe que tiene un plazo", dice Campoy. "El tema tendrá que decidirse en, la comisión de seguimiento del plan de reestructuración del sector. Si no hay acuerdo, Solchaga lo determinará por decreto. Y cualquier solución que no contemple la continuidad de la planta puede adquirir caracteres muy graves. Cuando a un pueblo le ponen la soga al cuello, hay una frase popular que define muy bien cuál es su actitud: tiene que defenderse como gato panza arriba".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.