Barrionuevo afirma que no puede acabarse con el terrorismo sin la movilización popular

El ministro del Interior, José Barrionuevo, manifestó ayer que no existe otra medida política para acabar con los problemas del terrorismo que la movilización de la gente honrada contra los criminales, en el transcurso de una conferencia de prensa que se celebró en el Gobierno Civil de San Sebastián, después de haber asistido a los funerales oficiados en la parroquia del Buen Pastor por el alma del policía nacional Aniano Sotil Pelayo, muerto al intentar desactivar un explosivo colocado en un comercio de esta capital.

"Ante hechos como éste", manifestó el ministro, "no cabe ponerse en una falsa y farisaica postura de neutralidad. Hay personas honradas que tienen miedo a colaborar y apoyar a la Policía. A ellos quiero referirme: tienen que perder el miedo. Si se quiere que haya paz, hay que colaborar para evitar tanto estos atentados contra trabajadores de la seguridad como los secuestros que asolan nuestro país".Para el ministro, no cabe la posibilidad de dudar de la buena fe y la magnífica intención que rigen al lendakari Carlos Garaikoetxea en su intento negociador de conformar la mesa por la paz, aunque considera a ésta como "un camino difícil y no demasiado eficaz". Explicó asimismo que su proyecto de ley sobre el terrorista arrepentido -tan contestado en Euskadi- responde a la necesidad de solucionar, mediante un marco unitario y director, las situaciones concretas que se le están planteando desde todos los grupos políticos.

Barrionuevo aseguró que han llegado a su despacho listas concretas de personas, "pero nosotros no queremos proceder a escondidas ni con tapujos, sino de forma legal, para aquellas personas que se hayan convencido de que la violencia no tiene justificación ante la actual legalidad democrática", y añadió que se van a respetar íntegramente los acuerdos adoptados entre el anterior Gobierno y los poli-milis VII Asamblea, que tuvieron como consecuencia la disolución de esta organización. "Esta fue en su día", dijo Barrionuevo, "una actuación política acertada, pero, dadas las circunstancias políticas del momento actual, considero qe esta vía ha llegado a su agotamiento".

El titular de Interior negó que este recrudecimiento momentáneo de la acción terrorista responda a otros móviles que los que rigen a la empresa del crimen, que actúa con varias marcas -unas veces más presentables, otras menos-, "pero, en cualquier caso, como las empresas capitalistas más sucias" Según las estadísticas, a pesar de la tensión y de esta última escala da, no se han producido este año más atentados mortales que el pasado en estas mismas fechas".

La Policía, "institución democrática"

El ministro hizo especial hincapié en el carácter democrático de la institución policial, que "como tal institución democrática merece el apoyo de todos los demócratas, porque está defendiendo las libertades básicas que sirven para consolidar la paz", y exaltó las cualidades profesionales del policía Aniano Sotil -"uno de los mejores desactivadores de explosivos que teníamos en España"-, muerto mientras anulaba el segundo explosivo que contenía el artefacto, ya que había conseguido neutralizar el primero. Sotil había ocupado su primer destino de carácter voluntario en la compañía de reserva de Bilbao en diciembre de 1977, "después de las primeras elecciones democráticas".

Su compañero, Juan José Martínez Aguiriano, se debate entre la vida y la muerte en la unidad de cuidados intensivos de la Residencia Sanitaria de San Sebastián. A medida tarde de ayer, un portavoz médico manifestó a este periódico que, dentro de su gravedad, mantiene la evolución favorable. Sus constantes vitales son normales y mejora la complicación infecciosa surgida. Juan José Martínez Aguiriano, alavés de Navaridas, ha perdido la pierna izquierda y las múltiples heridas no inducen a tener muchas esperanzas de que sobreviva. También voluntario, como su compañero muerto, Martínez Aguiriano había sido trasladado a San Sebastián a principios de este año.

El ministro José Barrionuevo acompañado del delegado del Gobiemo, Ramón Jáuregui; el gobernador civil, Julen Elgorriaga, y el comandante jefe de la Policía Nacional, Félix. Alcalá Galiano, acudieron a la Residencia a visitar al herido.

Poco antes, las autoridades citadas habían estado presidiendo, junto a las autonómicas y forales, -al frente de éstas, el consejero del Interior, Luis María Retolaza-, los funerales en la parroquia del Buen Pastor. Las escenas se repetían al igual que dos días antes se habían producido en la despedida de Ramón Martínez, asesinado en una emboscada en la autopista Esta vez, un público más numeroso acudió al interior del templo, donde cinco sacerdotes concelebraron la misa de despedida, junto al párroco del Buen Pastor, en medio de una atmósfera triste y tensa. A la salida, el comandante de la Policía Nacional en Guipúzcoa, Paulino García Díaz, tuvo que mandar callar a una anciana que gritó contra ETA, mientras esperaba la salida del féretro, lo que provocó protestas como "¡Menuda democracia ésta!".

El féretro fue despedido en el exterior del templo con gran solemnidad y profunda emoción. No faltaron los vivas lanzados por Barrionuevo y coreados sin excesiva convicción, por la reiteración de la escena.