La sorpresa y la disculpa
La derrota sufrida por Hinault no sólo fue una sorpresa en sí, sino por la gran diferencia con que se produjo. Ahora ya no hay dudas. El francés, cuya calidad no se puede tapar de repente, está pagando su mala salud física di la pretemporada. El durísimo ciclismo no perdona una mala preparación, como tampoco un simple catarro o una mínima bronquitis. Sólo esto justifica plenamente el hundimiento del galo ante Kuiper y siete españoles, que en condiciones normales nunca le deberían ganar, ni lo han hecho jamás, ni en cuesta, ni en llano. En montaña sólo perdió una en toda su carrera, en el Puy-de-Dome, en el Tour-78. Cedió 1.40 a Zoetemelk, 54" a Pollentier y 45" a Bruyere. Pero ganó al final. El éxito español es innegable, pero no se pueden ocultar razones que lo han favorecido.Cuando Hinault perdió el liderato en Viella, tras 235 kilómetros muy duros, dio ya el primer toque de alarma sobre su forma. Para la contra reloj de ayer, aunque no se encontrara bien físicamente, cabía pensar que al ser sólo 38 -con 12 de subida fuerte, únicamente, al final- su calidad de especialista superara su supuesta baja forma. Pero ya se ha comprobado que no. Y tampoco es cuestión de discutir su falta de garra, porque de poco sirve la garra si no hay fuerzas. Una cosa es economizar al máximo y otra no tener dinero. En la bicicleta nadie se puede esconder en un córner a retener el balón.
La etapa, en cualquier caso, completó la sorpresa total con la colocación de los españoles. La experiencia de Alberto Fernández se impuso a un Gorospe teóricamente con más posibilidades. Y, sobre todo, se demostró que un liderato siempre da alas. Lejarreta no es el mejor contrarrelojista, y nunca ha vencido a rivales como los de ayer, pero sí está a tope de fuerza y moral.
El futuro de la Vuelta no puede estar más interesante y favorable a los españoles. Hinault tiene dos únicas salidas para una figura: reaccionar inmediatamente o retirarse. La última parece quizá la más factible, a juzgar por el panorama. Varios de sus gregarios están con bronquitis y sin su ayuda o alguna coalición extraña no parece en situación de ganar. Los equipos españoles, con el Zor a la cabeza, están muy fuertes. Y una derrota en la Vuelta a España debe ser una humillación desmesurada para su orgullo cuando puede esgrimir la disculpa de unos virus rebeldes.
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