_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El grupo británico Monty Python rompe el tono serio del-festival de Cannes

Poco antes de ser estrenada en Europa y a sólo unos días de su presentación en España, el festival de Cannes ha seleccionado para la competición oficial la última película de Monty Python, el grupo de humoristas ingleses cuya obra fundamental, La vida de Brian, permanece en las carteleras españolas desde hace varias temporadas. El sentido de la vida se estructura en distintos capítulos, sin conexión temática entre sí, que permiten a cada espectador elegir aquel fragmento que coincida con su sentido del humor.

Naturalmente, los Monty Python mantienen en esta película su habitual tono estudiantil, haciendo bromas repetitivas sobre asuntos menores o jugando a un escándalo ingenuo. A pesar de ello, algunos pasajes de El sentido de la vida unieron las hasta entonces esporádicas risas de los espectadores, provocando incluso el aplauso. El número musical que loa la utilidad del semen desde una perspectiva católica, interpretado por un modesto matrimonio cargado con un centenar de hijos es, probablemente, el más ingenioso de la película.Otras dos secuencias, la de los pobres oficinistas de una compañía de seguros, los Crissom, que al rebelarse se transforman en piratas (Crisson pirate, El temible burlón, en España) sin abandonar el edificio que los alberga, o la del tragón que vomita ininterrumpidamente en un exquisito restaurante, provocaron también el aplauso general.

El sentido de la vida es una película mejor cuidada, mejor filmada, que otros títulos anteriores del mismo grupo. Su inocencia en cambio no desaparece. Para ellos lo obvio es con frecuencia motivo de risa y la redundancia un truco para la comicidad. Numerosos chistes de El sentido de la vida apenas levantaron sonrisas en el público de este festival, tradicionalmente marcado por un cine dramático, que observa la vida con mayor complejidad.

El filme húngaro Reincidentes es una prueba de ello. Presentado también en la competición y posible candidato a un premio de interpretación femenina, narra la insólita historia (insólita para el cine búlgaro) de dos hermanos que han decidido sostener, contra viento y marea, su apasionada relación amorosa.

Una película sin trucos

El nacimiento de cada hijo provoca las iras de la justicia, que les condena con regularidad a diversas penas de cárcel, pero su intención de no renunciar a ese amor es más fuerte que la ley. Apenas liberados corren a un nuevo encuentro, a compartir una nueva etapa de su dificultad, que curiosamente no nace de la actitud de los habitantes del pueblo donde los hermanos residen, sino exclusivamente de las normas legales. Inspirado en un hecho real, el director Zsolt Hezdi-Kovacks, de 46 años, ha realizado una película desapasionada, objetiva, sin trucos melodramáticos. La acción se remite sólo a los hechos concretos, y en ese tono frío pero, por contra, sin moralismos, presenta un filme subversivo que trastoca principios básicos de nuestra sociedad, y muy especialmente de la suya.De momento, Reincidentes es la película de mayor interés de las presentadas a concurso. Ello significa un elogio para sus autores, pero no así para el festival, que demora para días sucesivos sus películas estrella. Los comentarios que se oyen en los (confusos) pasillos del nuevo palacio suelen referirse a los títulos por venir. Lo exhibido hasta el momento en la sección oficial, de cierto interés pero de menor calidad a la exigible en Cannes, agota pronto las débiles polémicas.

De ahí que las secciones paralelas estén obteniendo un éxito mayor del previsto por los organizadores del festival. En ocasiones, para asistir a una sesión es necesario verse aplastado por cuantos, conociendo el número de butacas disponibles, se arriesgan a querer entrar en primer lugar.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_