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Los Reyes inauguran la Feria del Libro de Madrid en un ambiente en el que se combinaron la cultura y la fiesta

La Feria del Libro de Madrid fue inaugurada a mediodía de ayer, en un ambiente en que se combinó la cultura con la fiesta, por los Reyes de España, a quienes acompañaban el alcalde Enrique Tierno Galván, el ministro de Cultura, Javier Solana, y el director general del Libro, Jaime Salinas. Durante el recorrido por las casetas, doña Sofía puso especial interés en un libro sobre Alberto Durero y también adquirió otros de investigación y de distinto carácter relacionados con el arte.

Los primeros en llegar fueron Tierno Galván, Javier Solana y Jaime Salinas. Nada más avistar al alcalde, la banda se puso briosa y atacó un relumbre de trompetas muy tan-ta-tan-chán, tal que como en Ben-Hur. Afortunadamente, en seguida les salió la vena castiza, y la prosopopeya se les quedó en chotis. Yo no sé si lo hicieron con intención, pero en cuanto el alcalde pisó la arena del Retiro, los acordes de Pichi le rodearon como admiradores, y más de uno -y de una, sobre todo- tarareaba lo de "es el chulo que castiga"."El Ayuntamiento", dijo Tierno, "ha contribuido con todo lo que ha podido para que se celebre esta feria, aunque reconozco que es una colaboración más, porque ha participado otra gente. Pero tiene su importancia". Dijo también que hay que acercar los libros a las manos de quienes van a leerlos, y se refirió a las ferias paralelas que se realizan en los barrios como una de las formas más directas.

El ministro Solana dijo que los libros están caros, pero que los precios no suben tanto en este apartado como en otros artículos. "De todas formas, ya sabemos que, desgraciadamente, España es un país en el que se lee poco, y se ha de seguir haciendo un esfuerzo para divulgar el libro, desde la escuela hasta donde sea".

El Ayuntamiento tiene este año una caseta, pero se trata principalmente de libros eruditos e informativos que van a servir sobre todo al buceador de datos. Hay también una caseta destinada a información, y otra para los periodistas.

Libros para los Reyes

Cuando los monarcas llegaron al paseo de Coches del Retiro, aquello fue el desmelene, y los agentes de seguridad, hechos todos unos brazos de mar, con su trajecito oscuro y sus gafas de sol a lo película de Costa-Gavras, se las vieron y desearon para contener a la muchedumbre, que vitoreó a los Reyes. Los municipales de gala, con su penacho rojo, trataban de contrarrestar los rigores del uniforme enviando beatíficas sonrisas a los niños.

La verdad es que todo el mundo estaba de lo más regocijado, y los niños, que los había, y muchos -la mayoría de ellos se habían extasiado ya con La casa de la bruja, que forma parte del montaje-, llamaban a gritos a los Reyes, por sus nombres de pila, cazando luego al vuelo sus sonrisas.

Don Juan Carlos y doña Sofía recorrieron las casetas a toda la velocidad que la multitud que les apretujaba les ermitía. Una, que iba con el hocico pegado a las hombreras metálicas de un municipal de luxe, pudo ver cómo los monarcas iban comprando libros, en su mayoría de arte -la Reina puso especial cariño en un ejemplar sobre Alberto Durero-, y estrechando manos de libreros, editores y distribuidores. Una de las adquisiciones de don Juan Carlos fue el Diccionario de Ciencias de la Educación recién editado por Santillana.

Durante su recorrido los Reyes recibieron algunos regalos, en especial las últimas novedades y los grandes éxitos editoriales, y compraron ediciones de historia, literatura, arte y naturaleza. Los Reyes se empeñaban en abonar los libros frente a la insistencia de los obsequios por parte de libreros y editores. Un teniente coronel ayudante del Rey dijo a los policías de escolta: "Id apuntando todos los libros, para pagarlos después".

Según diversos testimonios, entre los libros adquiridos o regalados a los Reyes figuran autores como Julio Cortázar, Margherite Yourcenar, Miguel de Unamuno, Carmen Bravo-Villasante y Gonzalo Torrente Ballester. La reina compró En forma con Jane Fonda, El ballet, Guía naturalista, Caballos de todo el mundo, Las razas humanas, entre otros libros y tratados de diverso carácter.

Cotilleos de feria

Ayer, viernes, poco movimiento hubo en la feria, que estaba como los toritos bravos, afilándose las pezuñas contra el suelo antes de arrancar. Firmó ejemplares Gloria Fuertes, y para hoy están previstas presencias como la de Daniel Sueiro, Manuel Leguineche y el teniente general Gutiérrez Mellado.

Hay ya, sin embargo, algún que otro cotilleo editorial. Por ejemplo, que esa disposición que hace que los gremiados en Madrid tengan preferencia a la hora de coger sitio ha dejado sin caseta a los de Anagrama, de Barcelona, y ha tenido que cederles la suya la colección Visor, de poesía. Que andan todos revueltos con la endeblez de las casetas, lo cual debe de ser cierto, porque en el puesto de Salvat han empezado a desmoronarse estanterías bajo el peso -102 tomos- de la Enciclopedia.

En la Librería de Mujeres, Jimena Alonso se esfuerza en promocionar el libro de Magda Català Reflexiones desde un cuerpo de mujer, que viene que ni al pelo ahora que estamos en polémica de aborto; y el trabajo del Colectivo Feminista de Boston, Nuestros cuerpos, nuestras vidas, que es una de las piezas capitales sobre el tema.

En torno a la Feria se han organizado una serie de actividades que van desde representaciones teatrales y proyecciones de películas en la carpa del Retiro hasta exposiciones como la de Ortega y su tiempo, en el Palacio de Velázquez; la de esculturas de Ángel Ferrant, en el Palacio de Cristal o la conmemorativa del 50 aniversario de la Ley de Patrimonio Artístico en el Palacio Villanueva.

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