La droga

El extraño comportamiento de los Cuadri ha vuelto a poner en primer plano la ya vieja sospecha de que una mano negra podría estar drogando a muchos de los toros que se lidian en las plazas españolas, entre ellas la de Las Ventas. Empresarios, apoderados e incluso ganaderos reaccionan con aparente indignación cuando leen o escuchan este tipo de acusaciones, pero el público no encuentra otra explicación a la bucólica docilidad y absoluta invalidez de gran parte de las reses que llamamos bravas.Este tipo de toros sale con frecuencia en las corridas que torean figuras, pero también en las que reservan para espadas modestos, y ésta parece ser la gran coartada de los taurinos. Argumentan: ¿Acaso tienen fuerza estos torerillos para imponer que se les droguen los toros? Pero hay otras realidades. Por ejemplo, la debilidad del toro no sólo beneficia a los matadores, sino a las cuadrillas todas -banderilleros y picadores- y también es garantía de seguridad para la cuadra de caballos de picar.

Al parecer, estos caballos de picar salen drogados al ruedo; luego en las dependencias de la plaza hay droga, lo cual es, por lo menos, inquietante. Una investigación a fondo desde el Ministerio del Interior sobre las diversas modalidades de manipulación de los toros se hace necesaria y urgente. Y quizá debería averiguar también qué droga utiliza quien la aplica a los caballos, dónde la adquiere, de cuántas unidades dispone y qué hace con las restantes, quién la administra, cómo controla que no pueda derivarse a otros usos.

La comisión de Presidencia, del Senado, ha iniciado la investigación del fraude en los toros. Pero sus trabajos no justificarían una posible inhibición en Interior. La responsabilidad de combatir la corrupción en la fiesta es de este Ministerio, y no admite demora.