Tensión con Guatemala tras unas declaraciones contra España del presidente Mejía

11 ago 1983 - 00:00CEST

Un primer elemento de tensión entre el Gobierno español y el nuevo hombre fuerte de Guatemala, el general golpista Óscar Mejía Victores, surgió ayer al expresar el Ministerio de Asuntos Exteriores su "enérgica repulsa" por las acusaciones lanzadas la víspera por el presidente guatemalteco contra el ex embajador de España en Guatemala, Máximo Cajal.Mejía Victores dijo en su primera conferencia de prensa como jefe del Estado que Cajal, hoy embajador en Estocolmo, "servía de intermediario con la subversión" en Guatemala. El general Mejía sugiere que el camino hacia la normalización de las relaciones entre España y Guatemala, rotas por Madrid a raíz del sangriento asalto de nuestra embajada en en de 1980, pasa por que ambos Gobiemos consideren un "error" lo sucedido.

En su comparecencia ante los informadores, el nuevo presidente, de 52 años, apoyó la política de Estados Unidos en Centroamérica y descalificó -contrariando afirmaciones hechas 24 horas antes- las gestiones del grupo de Contadora. "No tienen nada que hacer en la zona. Los asuntos centroamericanos deben arreglarlos los centroamericanos". El general Mejía, que calificó al Gobierno nicaragüense de amenaza para todo el continente, sugirió que su país está dispuesto a asumir mayores responsabilidades en la zona.

El general-presidente prometió en sus declaraciones una amnistía "para todos los guatemaltecos, incluidos los subversivos" y reiteró su decisión de suprimir los tribunales especiales afirmando que cuenta con el apoyo sin fisuras de sus compañeros de armas.

La Iglesia católica guatemalteca ha mostrado su aceptación del general Mejía, tras una entrevista entre el presidente y el vicario de Guatemala Ramiro Pellecer.

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