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Madrid, entre la distensión y la guerra fría

El Rey clausura la Conferencia de Madrid con un llamamiento al diálogo para afrontar las tensiones internacionales

Antonio Caño

El rey Juan Carlos clausuró ayer la Conferencia de Madrid con un llamamiento al diálogo para superar las crisis que afectan a las relaciones internacionales. Pocos minutos después de las palabras del monarca español, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, recordaba que "la matanza del avión de las líneas aéreas surcoreanas nos recuerda a todos hasta qué punto quedan aún por conseguir los objetivos del proceso de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE)".

ANTONIO CAÑO, Madrid

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A las 11,45 horas de ayer, justo tres años después del inicio de los trabajos preparatorios, el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, en su calidad de presidente de la sesión de ayer, daba el martillazo que ponía punto y final a la Conferencia de Madrid. Las tres jornadas de clausura han constituido el resumen más elocuente de lo que ha sido la actividad en todos los meses anteriores: un diálogo de sordos entre Estados Unidos y la Unión Soviética, un esfuerzo de los países europeos por buscar los puntos de concordia entre los bloques y un reconocimiento del éxito que esta reunión ha supuesto para la diplomacia española.El rey Juan Carlos hizo mención de las dificultades para entenderse entre sistemas distintos, pero expresó su esperanza en que '"la voluntad de diálogo", demostrada por la presencia en Madrid de 35 ministros de Asuntos Exteriores, "pueda significar que estamos dispuestos a recurrir al diálogo y no al monólogo, y menos aún a la mera fuerza de los hechos, para entender cuáles son los puntos de vista y los intereses de los demás Estados".

Ciudad de la esperanza

"Madrid ha sido durante tres años la ciudad de la esperanza, la ciudad donde brillaba para todos, en un mundo de tensiones, la pálida, la frágil, pero emocionada, luz de la esperanza en un futuro de paz y libertad para los pueblos", dijo don Juan Carlos. "Madrid", añadió, "quiere ser recordada como la ciudad en que nuestras naciones decidieron hacer frente al pesimismo, apostando, por encima de las dificultades, por la confianza".

El discurso del rey ha recogido un sentimiento compartido anteriormente desde esta tribuna por los países neutrales y no alineados y la mayor parte de los países europeos, que se han esforzado por evitar que, al menos en este foro, el grave suceso del avión surcoreano, derribado la pasada semana por cazas soviéticos, enterrase el espíritu de Madrid antes aun de su nacimiento. España ha estado permanentemente en esta línea, como recordó el jueves el presidente del Gobierno, Felipe González, al comentar que hubiera resultado un poco contradictorio anunciar sanciones contra un Estado miembro de la CSCE el mismo día que se aprobaba el Documento de Madrid, tal como pretendía Estados Unidos.

En su intervención de ayer, el secretario de Estado norteamericano volvió a dar muestra de lo poco que ha servido la clausura de la Conferencia de Madrid para aliviar las tensiones entre Estados Unidos y la URSS. George Shultz utilizó los adjetivos más duros para referirse a la Unión Soviética, a la que acusó de "despreciar" los derechos humanos, impedir la emigración, dar un trato "brutal" a los disidentes, poner en peligro el equilibrio de las fuerzas nucleares, "coaccionar" a Polonia para que suprimiese "un movimiento sindical libre", "matar despiadadamente a 269 personas inocentes que viajaban en un avión civil indefenso". George Shultz consideró "desvergonzada" la explicación dada por el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, sobre el suceso del avión y declaró que "la Unión Soviética define su seguridad de manera tan absoluta, egocéntrica y cínica que representa un peligro para los demás países".

Genscher, más optimista

El secretario de Estado norteamericano concluyó su discurso con un reto a la Unión Soviética piara que "emprenda un diálogo realmente serio sobre la serie completa de cuestiones pendientes a fin de solucionar problemas y reducir tensiones".

El ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania (RFA), Hans Dietrich Genscher, se mostró más optimista en una conferencia de prensa ofrecida ayer para explicar los resultados de su entrevista el día anterior con Andrei Gromiko. Genscher manifestó que había percibido una mayor flexibilidad por parte soviética en relación con la exigencia de Moscú de que los misiles de Francia y el Reino Unido sean incluidos en el conjunto de los cohetes que son objeto de negociación entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Gromiko ha admitido, según Genscher, que los misiles franceses y británicos son "técnicamente diferentes" a los norteamericanos.

El ministro germano occidental se mostró, sin embargo, decepcionado con la actitud soviética en la Conferencia de Madrid, porque, según explicó, esperaba que la URSS aprovechase la clausura,de esta reunión para dar una explicación completa del incidente del avión surcoreano.

Los 16 ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza Atlántica no consiguieron en la noche del jueves ponerse de acuerdo para adoptar medidas conjuntas de represalia contra la Unión Soviética. Genscher aseguró ayer que la 11 gran mayoría" de los países de la OTAN están de acuerdo en tomar una posición común. Medios diplomáticos occidentales confesaron, sin embargo, que algunos países como Francia, España y Grecia se opusieron a utilizar la Conferencia de Madrid para tomar decisiones sobre el suceso del avión.

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