Israel, al borde de la crisis institucional

La incertidumbre política y la confusión se adueñan de Israel dieciocho días después del anuncio de la dimisión del primer ministro, Menájem Beguin, aún no oficializada, y cuando todavía permanece bloqueado el proceso constitucional que permitirá designar un nuevo Gobierno. Solamente después de recibir la carta de dimisión oficial de Beguin podrá el jefe del Estado, Haim Herzog, según las leyes fundamentales de Israel, designar al diputado que le parezca estar en mejores condiciones de formar un nuevo Gabinete.La oposición laborista israelí, dirigida por Simón Peres, que dispone de 50 escaños de los 120 de que consta el parlamento, ha declarado una vez más su disposición a formar Gobierno. Precisamente para oponerse a esta eventualidad, los partidos de la coalición gobernante Likud presionaron a Beguin para que retardara su dimisión oficial, en la esperanza de que este interregno les permitiera ponerse de acuerdo sobre el nombre de su sucesor.

Prosiguen entre tanto las especulaciones sobre el estado de salud de Beguin, de 70 años, quien permanece recluido en su casa.

Su sucesor in pectore, el ministro de Exteriores Isaac Shamir, designado por el Herut, partido de Beguin, está en plena prenegociación con los pequeños partidos de la coalición Likud, que a su vez amenazan con desertar si sus reivindicaciones no son satisfechas. Shamir ha declarado a Radio Israel que invitará al partido laborista para que forme parte de su futuro Gobierno.

Por el momento, estas negociaciones parecen haber llevado a Shamir a concluir un nuevo acuerdo de coalición en el que estarían ya comprometidos 61 diputados, es decir, la mayoría suficiente para gobernar.

La situación, sin embargo, se deteriora por momentos. El miércoles, el fiscal general y consejero jurídico del Gobierno israelí, Isaac Zamir, afirmó que la dimisión del primer ministro podría ser considerada "nula y sin eficacia", ya que han transcurrido más de dos semanas después de que hiciera pública su, intención de abandonar la jefatura del Gobierno.

Israel se endeuda entre tanto a razón de 40 millones de dólares diarios, habida cuenta su altísima tasa de inflación, 130% anual, y la caída de sus exportaciones, sobre todo las militares, a Latinoamérica y el Tercer Mundo.