El Barcelona utilizó el contraataque para deshacer la táctica ofensiva del Athlétic
ENVIADO ESPECIALLos mejores técnicos del mundo lo han repetido constantemente en los últimos años: En el fútbol actual es más fácil jugar a la contra, en campo contrario, que atacando en casa. Anoche, en San Mamés, en el partido de ¡da de la Supercopa española, volvió a quedar demostrado. Sin hacer un fútbol de excesiva calidad, pero aprovechando bien los huecos defensivos del Athlétic, el Barcelona derrotó por 1-3 a todo un campeón de Liga. De esta forma, el Barça se asegura prácticamente el título y, además, sacó a la luz la baja forma actual del equipo que entrena Javier Clemente. La falta de ideas atacantes desde que está ausente el lesionado Dani, y los errores defensivos hacen prever una noche negra si desde hoy hasta el próximo miércoles, cuando el Bilbao se enfrente al Liverpool en partido de Copa de Europa, Clemente no acierta a enmendar los errores.
El Barça anoche no se complicó la vida. Hizo lo fácil. Se trataba de aguantar atrás y jugar al rápido contraataque, y para este tipo de fútbol Menotti tiene buenos jugadores, si los sabe utilizar. Esteban, Víctor y Alonso, juntos, son tres centrocampistas grises y embarullados cuando juegan en campo propio, donde hay que tener ideas y toque de balón para poder desarrollarlas. Pero en campo contrario, donde lo que hay que hacer es salir corriendo al contraataque cada vez que se domina el balón, los tres son idóneos. Anoche les acompañó Urbano, que alcanzó un nivel de juego muy superior al de Nimega. Esto no es mas que una demostración de lo que todo el mundo sabe: Si a un jugador que tiene clase en los entrenamientos se le da una mínima continuidad acabará jugando bien en los partidos. Eso sí, el Barça no se acercó anoche al sobresaliente. Los dos hombres del centro de la defensa -Migueli y Alexanco- fueron, una vez más, inseguros, lentos y peligrosos para su propio marco. Los dos carecen de cintura, y además no saben salir con el balón controlado.
El Athlétic comenzó con mentalidad ofensiva, pero sin ideas. De Andrés, Urtubi y Gallego no impusieron su ritmo en el centro del campo, y todo se limitaba a enviar balones a Sarabia para que éste resolviese el problema. Sarabia, como buen artista, tiene sus altos y bajos. Ayer tuvo más de lo segundo que de lo primero. El fuelle bilbaíno se acabó pronto y, tímidamente, el Barcelona comenzó a lanzar rápidos contraataques.
Llegó el primer gol. San Mamés cayó. El Athlétic no acertó a reaccionar. Sus hombres estaban siempre presionados por algún barcelonista cuando controlaban un balón, y los ataques se convirtieron cada vez más en inocentes jugadas. Sólo un remate de Sarabia en un balón muerto a un metro de la portería, niveló el partido en el minuto 45.
En la segundaparte, la rabia atacante bilbaína se acabó mucho antes, a los tres minutos, cuando Carrasco marcó el segundo gol. La desorientación se apoderó del Bilbao. Nadie sabía qué hacer con el balón. De Andrés no funcionaba como motor; Noriega se perdía en inútiles regates; Urtubi había desaparecido. A la pérdida de confianza contribuyó Clemente, que cometió el error de enviar a la caseta a un rápido lateral como De la Fuente, mientras mantenía al estático Patxi Salinas en el centro de la defensa.
El Barça estaba jugando tranquilo y eso es muy peligroso para cualquiera de sus rivales. Los contraataques, cada vez más agresivos, se sucedieron hasta llegar a contabilizarse seis consecutivos sin que el Athlétic sobrepasase la línea del centro del campo. Marcos y Carrasco galopaban por las bandas sin problemas; Esteban cogía la bicicleta cuantas veces quería; Alonso, Urbano y Víctor tenían lo que más les gusta: Campo abierto para correr.
El hundimiento del Athlétic era tan patente y patético que el público de San Marnés, que había acudido al partido predispuesto contra el Barça por el tema Goikoetxea, comenzó a aplaudir tibiamente las jugadas del equipo catalán, hasta hacerlo sin rubor en las mejillas en el tercer gol. El 1-3 restará recaudación al partido de vuelta en el Camp Nou, donde sólo el morbo de ver a Goikoetxea en su reaparición puede atraer al público. A Nuñez no le importará perder millones. Ya tiene el primer título del año.
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