Argentina vuelve a las urnas
Ante las elecciones que se celebran hoy en Argentina, da la impresión de que es más importante el hecho en sí de que pueda acudir a las urnas una ciudadanía separada de ellas por una larga y sangrienta dictadura militar que el propio veredicto electoral. Es más importante que se hagan que quién las gane. Un país que sale de un régimen autoritario que ha ejercido la represión sistemática, donde el espejismo del peronismo se ha mantenido constantemente en el invernadero de las esperanzas sin contrastarlo con la prueba práctica de la realidad, donde el mapa político resulta imposible de homologar y se mezclan nociones -derecha-izquierda conservadurismo-progresismo- que en otras partes están muy claramente diferenciadas, puede tener tendencia a folklorizar las confrontaciones electorales. (...)A convertirlas en una especie de juego de consignas, llenas de pasiones. ( ... )
Por lo demás, peronismo y radicalismo, los dos términos que parecen enfrentados en las elecciones de hoy, resultan escasamente exportables. Incluso sorprendentes. ¿Peronismo? La exhibición electoral del pasado, la sacralización de un hombre muerto, su conversión en bandera de un populismo disperso y contradictorio, resulta un elemento de irracionalización de la política, de apelación a lo sentimiental por encima de lo ideológico. ¿Radicalismo? La palabra significa poco, por ella misma. Excepto, tal vez, en una radicalidad a la que la sociedad argentina puede resultar especialmente sensible: la radicalidad en garantizar que las desaparilciones de la dictaduta no quedarán impunes, que no habrá un borrón y cuenta nueva con la autoamnistía de los militares. Esta es una baza que los radicales de Alfonsín pueden jugar frente a la necrofilia del peronismo
De lo que se trata es de que estas elecciones argentinas no sean una nueva aparición coyuntural del Guadiana político de la democracia argentina, ahora subterránea, ahora a la luz. De lo que se trata es de que se inicie algo más que un paréntesis democrático. Que empiece algo largo, sólido, que contraste con la ineficacia de una dictadura que se ha derrumbado por el peso de la sangre y de sus errores.( ... )
Lo importante son las elecciones. Sus resultados, Lúder y Alfonsín, son añadidura. Importante, pero añadidura.
, 30 de octubre
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