Miles de millones para subvencionar proyectos inútiles y negocios particulares
Las dotaciones más cuantiosas del Centro para el Desarrollo Tecnolégico e Industrial (Cedeti) son las destinadas al apoyo de creación de nuevos productos y procesos industriales y en ellas, logicamente, se asientan las más onerosas irregularides detectadas, por la intervención General del Estado: subvención a proyectos irrealizables, a empresas sin ninguna solvencia técnica o financiera y vinculación entre responsables de la adjudicación y sociedades adjudicatarias.
En el presupuesto del Cedeti para el ejercicio 1982 se destina un importe de 1.500 millones de pesetas, un 93% de los créditos totales aprobados para dicho ejercicio, al fomento de la innovación industrial y tecnológica para el desarrollo de proyectos de creación de nuevos productos y procesos industriales.Para el cumplimiento de esta tarea, el reglamento del Cedeti fija varias condiciones previas: determinación de los procesos y productos susceptibles le innovación y desarrollo tecnológico; participación en la gestión de los trabajos y estudios de investigación, desarrollo e ingeniería de cara a establecer las especificaciones y obtener los prototipos de productos o procesos, y promoción de la explotación industrial de los citados productos o procesos. Pues bien, según la auditoría, el Cedeti no ha cumplido ninguno dc estos requisitos y se ha limitado a financiar los proyectos que eran sometidos a su consideración por determinadas empresas, "siendo estas mismas las encargadas de confeccionar sus especificaciones técnicas y económicas".
En estas condiciones, y con unos créditos para ,stos fines de 4.448.millones de p,.setas y unas obligaciones de 2.281 millones correspondientes al cu atrienio 1979-1982, el Cedeti "ha considerado realizables y, por tanto, ha aprobado un total de 201 proyectos". De ellos, 28 están paralizados a petición de las empresas adjudicatarias, 11 proyectos ;se encuentran apróbados y pendientes de la firma del convenio, y el resto, 162, están ultimados bucráticamente. De estos 162, 77 ; se encuentran en fase de ejecución, 81 están ter minados (33 de ellos en fase de co mercialización) y cuatro han resultado fallidos (no explotables económicamente).
La familia Luengo
No todo el presupuesto destinado a proyectos lo ha invertido el Cedeti en tal fin. De esta partida se han pagado campañas de publicidad (51,8 millones, se han realizado adquisiciones para el organismo, etcétera. Y en cuanto a los proyectos, los auditores han puesto de manifiesto que en casi todos los casos han sido financiados al ciento por ciento por el Cedeti, que en ningún caso se fijan cánones de reintegro y recuperación de lo invertido, que la evaluación de los proyectos se ha hecho de forma precipitada (uno o dos días, en muchos casos) y sin tener en cuenta la situación económico-financiera de la empresa que solicitaba la adjudicación o sus dimensiones o posibilidades (de ahí la inviabilidad de muchas adjudicaciones realizadas), que nunca se pusieron en duda las siempre muy optimistas previsiones de comercialización aducidas por las empresas, y que se cobraba a las empresas unas tasas de evaluición de proyectos (15.490 millones de recaudación en el cuatrienio) carestes de base legal.
La aprobación última de los proyectos, al igual qie ocurre con los estudios, corresponde al Consejo Rector del Cedeti. Los auditores se encontraron con irregularidades de procedimiento similares a las detectadas en los estudios. En 27 de los proyectos examinados encontraron dos acuerdos distintos del consejo rector (el elevado a escritura pública coincide, la mayoría de las veces, con una financiación a cargo del Cedeti mu'cho más elevada). En cuatro proyectos la financiación supera, inclusó, el ciento por ciento del presupuesto inicialmente presentado por la empresa. Según los auditores, hay empresas que se han beneficiado en varias ocasiones de estas ayudas para proyectos. Así, por ejemplo, General Eléctrica de Electromedicina, SA, a la que el consejo rector le aprobó cuatro proyectos entre septiembre y noviembre de 1982 en los que la participación del Cedeti alcanza 479,3 millones de pesetas. Los auditores se preguntan cómo sin conocer los resultados de un proyecto de inversión cuantiosa se pueden financiar tres más a la misma empresa.
El informe de la auditoría ha constatado también relaciones entre el personal directivo del Cedeti y algunas empresas beneficiarias de estas aportaciones. Así, al grupo Piher se le aprobaron tres proyectos (158,6 millones de financiación oficial), y en esta empresa desempeñó cargos de presidente, vocal consejero y vicepresidente del consejo de administración Juan Luengo Vallejo desde 1969 hasta mayo de 1978. Juan Luengo ha sido director del Cedeti hasta diciembre de 1982. "En el acta del consejo rector de 27 de marzo de 1979 puede leerse que solicita mantenerse al margen de la decisión que se adopte sobre un proyecto presentado por Piher,'SA".
Otra empresa beneficiada con la aprobación de tres proyectos, dos en 1980 y otro en 1982, con una aportación de 88,1 millones por el Cedeti, es Epel, SA. Esta sociedad, fundada en 1979, se constituyó con un 60% de su capital suscrito por Juan Luengo Añón (hijo del director del Cedeti).
Un año después se constituyó la empresa Dolphin, SA, a la que el Cedeti aprobó un proyecto con aportación de 8,1 millones de pesetas el 23 de julio de 1980. En abril de 1981 se nombró presidente del Consejo de Administración de Dolphin a Juan Luengo Añón.
Manufacturas Médicas, SA, sociedad constituida en 1947 por Juan Luengo Vallejo y otros miembros -de su familia (Ramón Luengo, hermano del antoerior, figura como consejero delegado desde 1972), mereció la aprobación de dos proyectos por el Cedeti, en cuya financiación participó con 54,1 millones de pesetas.
Museo de la Ciencia
Con Tercersa, el Cedeti firmó tres convenios, aportando a la financiación de sus proyectos 95,8 millones de pesetas. Los dos primeros convenios, de 30 de octubre de 1979 y de 2 de diciembre de 1980, están firmados por parte de la empresa por José María del Rivero Zardoya. Esta persona prestó servicios en el Cedeti al menos desde el 1 de enero de 1981 a finales de 1982.
La gestión del Museo de la Ciencia se encomendó al Cedeti por el Consejo de Ministros en 1982. Según la auditoría, en la tramitación de los expedientes de obras del, museo se han incumplido los requisitos mínimos establecidos por el Reglamento General de Contratación, en todas las fases que transcurren desde las actuaciones administrativas preparatorias del contrato hasta el abono al contratista. Entre otras irregularidades, se citan las siguientes: adjudicación de las obras a Agromán antes de que se autorizara el gasto por el Consejo de Ministros; el presupuesto para una de ellas se elevó un 71% sobre el. presentado por la empresa, sin que, aparentemente, existiera justificación.
Los auditores advirtíerori tam- bién otros gastos correspondientes al museo, pero que figuraban en la dotación del Cedeti a proyectos, lo cual está fuera de la legal¡dad. Lo curioso es que entre estos gastos figuran los de objetos de venta en el museo (adhesivos, lápices, llaveros, etcétera) y los de adquisición de un rayo láser, y ambos contratos fueron adjudicados directamente a Brezal SA, cuyo objeto social es la realización de producciones cinematográficas.
Adquisiciones y alquileres
En relación con las adquisiciones, los auditores han examinado asimismo el expediente que alcanzaba mayor importe en este capítulo (excluidas las del museo) y que tenía como objeto el montaje de un pabellón en Juvenalia-82. Del capítulo de proyectos, el Cedeti desvió 11,7 millones para que la empresa ARB le montara el pa bellón (el año anterior, según la auditoría, Publicentro, SA, había instalado el pabellón al Cedeti por 911.000 pesetas).
En cuanto a alquileres, el Cedeti amplió sus dependencias a una nueva planta "sin formalizar previamente contrato por escrito y sin que se hubiera fiscalizado y aprobado el gasto que cubría su alquiler". "De los justificantes" del pago "parece deducirse que el arrendatario recibió por duplicado el importe correspondiente a los tres primeros meses de 1981, que alcanzaba 746.346 pesetas". En dietas y gastos de locomoción se gastaron 7,3 mifiones de pesetas en 1982 en el Cedeti. La auditoría ha observado algunas irregularidades, eftre las que cabe reseñar: alquileres de coches, gastos de autopista, falta de siete billetes justificativos de, un gasto de 696.869 pesetas (corresponde en su mayoría a desplazamientos de Juan Luengo Vallejo al extranjero en los meses de abril, junio, julio y agosto, "fechas muy anteriores a aquellas en que el habilitado percibió el importe del libramiento que justifican -23 de noviembre de 1982-"), pago de viajes a personas que no pertenecen al Cedeti; un empleado, José Mária del Rivero Zardoya, durante los meses de abril, mayo y junio de 1982 percibió dietas por 27, 27 y 24 días, respectivamente.
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